tag:blogger.com,1999:blog-346915332024-03-07T02:57:59.490-06:00Por eso este país no progresaVida, obra y milagros del hijo pródigo de Coapa.Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.comBlogger197125tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-56851465027441595172018-01-23T18:17:00.003-06:002018-01-23T18:17:56.973-06:00つづく。。。El chavorruco comprenderá qué significa (o qué angustia provocaba) lo que puse en el título. Ya sé que me quedé a medio viaje de Tokio... ¡y faltan dos!<br />
<br />
Todo con calma.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo</b>: 日が昇る(Hi ga noboru - se levanta el sol) - Tenniscoats</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-89422699300356344462017-01-08T21:24:00.003-06:002017-01-08T21:25:31.546-06:00Tokio - primera visita... parte dos<span style="color: #666666;">Les mentí <b>ligeramente</b>. Hasta principios de diciembre estuve como ropa interior de vendedora de caricias, pero en todo caso el año nuevo pegó con tubo y hasta ahora tengo chance de escribir. Sus Mercedes disimulen.</span><br />
<span style="color: #666666;"><span style="color: #444444;"><br /></span>
<span style="color: #444444;">Hablemos de los siguientes dos días de este viaje a Tokio un poco más rápido o se nos va la vida aquí. Trataré de ser conciso pero lo más explicativo posible.</span></span><br />
<span style="color: #444444;"><br /></span>
<span style="color: #444444;">---</span><br />
<br />
El día dos lo empezamos muy muy temprano. Como a las <span style="color: #cc0000;">5:30 de la mañana</span>. La razón es que la organizadora del viaje quería conocer el mercado de <b>Tsukiji </b>(築地), que es el mercado de comida del mar más grande de Japón.<br />
<br />
Nos "metimos a bañar" en un <i>ofuro </i>(お風呂) público. Es decir, un baño público sin divisiones, lo que permite hacer una comparación bastante decente entre Japón y Latinoamérica, <i>if you catch my drift</i>. Aquí una parte del grupo nos falló: el gordito no quería que viéramos toda su exuberancia en el <i>ofuro</i>, otro chico traía su propia agenda, y una chica simplemente dijo que no; de modo que seis de la mañana salimos cuatro con rumbo a Tsukiji.<br />
<br />
A decir verdad estábamos bastante lejos, y llegamos cerca de las 7 solo para darnos cuenta de que ese día estaba cerrado (no abren todos los días, como vemos <a href="http://www.tsukiji-market.or.jp/tukiji_e.htm" target="_blank">acá</a> en japonés, es una subasta de pescados). <b><span style="color: #cc0000;">NO </span></b>es una atracción más turística que visitar la CDMX e ir a La Viga (y de todos modos te advierten <b><i>bastantito </i></b>que dejes trabajar a los locatarios) pero la pobre amiga casi llora del coraje; sin embargo, como traíamos más cosas en la visita nos movimos rápidamente al punto número 1 de visita turista en Tokio: el <b>cruce de Shibuya </b>(渋谷).<br />
<br />
Dios bendiga las lentes profesionales de cámara (y el imaginario colectivo) que lo hacen ver más grande de lo que verdaderamente es: haciendo cálculos, es <span style="color: #cc0000;">ligeramente más grande que el cruce de Juárez y Eje central en la Ciudad de México</span>, pero nosotros tenemos mucha más gente cruzando para ver Bellas Artes. <b>Punto para México</b>. La amiga organizadora casi se infarta de no ver hectáreas de cruce peatonal. <b>Penal en contra de Japón</b>. No deja de ser una gran atracción por los edificios y la cantidad de gente que atraviesa de forma organizada por esos pasos de cebra que van de todos lados a todos lados, pero una quisiera que fuera más grande.<br />
<br />
En una de esas esquinas está el perro más famoso del mundo. Hasta película tuvo (y la gente lloró como si no hubiera un mañana). <b>Hachiko </b>(<i>Hachikou </i>- ハチ公) fue el perro de un profesor que todos los días tomaba el tren aquí, y un día no regresó, pero el perrito lo esperó afuera de los torniquetes hasta morir. <span style="color: #cc0000;"><b>Tuvo funeral y todo</b></span>. La estatua es -<i>adivinen</i>- muy chiquita pero la expresión que le dieron es bastante linda, como de añoranza. Lo malo es que como estación vital para el tráfico subterráneo de una de las ciudades más grandes del mundo la gente la toma como un punto de reunión <b>A</b>. <b>TODAS</b>. <b>HORAS</b>. Esto hace que encontrar la estatua sea un poco difícil si no tienes más indicación que "está en una de las salidas de la estación" (<i><span style="color: #38761d;">pista: la sureste</span></i>).<br />
<br />
(No tan) cerca de ahí está <b>Harajuku </b>(原宿). ¿Ubican, las <i>Harajuku girls</i>? Pues sí, acá compran la ropa, en una calle llamada <b>Takeshita </b>(竹下). Estratégicamente colocada a un lado de la estación Harajuku del metro, y un poco más alejada del <b>Gimnasio Nacional Yoyogi</b> (国立代々木競技場) -<i>usado en las Olimpiadas del 64 y que se usará en las de 2020</i>-, es un sitio para tener una tarde divertida... pero fue más que eso. Por purititita casualidad, ese día <span style="color: #cc0000;">se organizaría la marcha gay de Tokio</span> y por alguna razón que todavía no comprendo <b><span style="color: #cc0000;">nos invitaron a formar parte</span></b>.<br />
<br />
Viniendo de la Ciudad de México, "marcha gay" suena a <b><span style="color: #741b47;">MUCHA </span></b>gente. En Tokio no. Entre sus muchos problemas está un machismo brutal (que obliga a la jotería a vivir una doble vida, casándose para guardar las apariencias) y una obsesión por no sobresalir del grupo por ningún motivo. Junte usted esas dos, e imagínese que la marcha gay, que en cualquier lugar de Occidente cierra avenidas por horas, aquí se compuso de <b><span style="color: #cc0000;">UN CARRIL CERRADO</span></b> y no más de 2000 personas. Eso sí, todo en orden, a pesar de haber pasado por la puerta principal de una de las compañías de medios más grandes de Niponia. Imagine usted el escándalo y <i>glitter </i>que se desprendería del contingente <i>machomenos </i>pasando enfrente de Televisa, o de la NBC. Pero en Japón, aunque cerca del 80% de la gente reunida <b>NO </b>era japonesa, no hubo disturbios.<br />
<br />
Espantados, el resto de la muchachada azteca decidió que era un buen momento para continuar el viaje. El viaje siguió por debajo de la tierra, que nos escupió en <b>Ueno </b>(上野).<br />
<br />
La estación Ueno es brutal. Es un CETRAM como Kamisama manda: tren local, tren express, shinkansen, camiones y taxis. Ah, y un <i>mall </i>dentro de la estación, casual. Acá la organizadora se nos separó por unas dos horas (en la que fue a comprar implementos de cocina) mientras nosotros gastamos la beca en un neko café, el <a href="http://www.japan-guide.com/community/scarreddragon/report-786" target="_blank"><b>Nekomaru</b></a>. Sí, <span style="color: #cc0000;">un café con gatos</span>.<br />
<br />
Gatos que, para la hora a la que llegamos, ya estaban hartos de ser el juguetito de la gente, entonces estaban muy encaramados en sus postes. Alguno se dejó acariciar, pero no fueron exaaactamente amistosos; eso o nos vieron con los ojos más grandes de lo habitual.<br />
<br />
Nos reunimos de nuevo y pasamos a proceder a la última parada del día (¡por favor!): <b>Odaiba</b>.<br />
<br />
Para llegar a Odaiba (お台場) tomamos una línea de metro (<a href="http://www.yurikamome.tokyo/" target="_blank">Yurikamome</a> - ゆりかもめ) que aunque es espectacular -no está pilotada por humanos-, es bastante carita con respecto de las demás, sin mencionar que no entra en la promoción de la tarjeta <i>donichi</i> (una tarjeta exclusiva de los fines de semana para andar en metro las veces que quieras). En cualquier caso, pasar por debajo del <b>Rainbow Bridge</b> para cruzar la bahía al atardecer es un verdadero lujo. Más lujo sería, en realidad, ver el resto del atardecer desde el mirador del lugar, enfrente de Fuji TV y con vista al puente que cambia de iluminación cada cierto tiempo.<br />
<br />
Atrás del edificio de Fuji TV está un centro comercial llamado <a href="http://www.divercity-tokyo.com/en/" target="_blank"><b>DiverCity Tokyo</b></a> que hasta este año alberga una <b>estatua movible de un Gundam</b>, la cual, por cierto, tiene (o tenía) horarios donde se proyecta una película del anime, aderezada con el movimiento del robot. Para acabar bien el día, pudimos cachar esta presentación, que no se presenta si no dos veces a la semana. Si ven esto antes del 5 de marzo, <b><span style="color: #cc0000;">CORRAN</span></b>. Valdrá mucho la pena la inversión en el viaje (o si estamos cortos de dinero, la estación <b>Aomi </b>- 青海 los lleva igual, sin pasar por debajo del puente).<br />
<br />
Cerca de las 9 de la noche, cansados y desvelados pero contentos, emprendimos el regreso al hotel. Todavía nos faltaba un día más y lo que todo friki quiere conocer.<br />
<br />
Ubicaciones de los lugares:<br />
<a href="https://goo.gl/maps/f2DsCDRLHBA2" target="_blank">Mercado de Tsukiji</a> (la estación se llama, eh, Tsukiji)<br />
<a href="https://goo.gl/maps/wdPnC5gQxzr" target="_blank">Shibuya</a> (seh, estación Shibuya)<br />
<a href="https://goo.gl/maps/NBDX3ihCBcv" target="_blank">Harajuku</a>/Takeshita/Yoyogi (<i>ditto</i>)<br />
<a href="https://goo.gl/maps/HWYnLskEGZS2" target="_blank">Ueno</a> (ya se la sábanas)<br />
<a href="https://goo.gl/maps/5JqALHGpzgv" target="_blank">Odaiba</a>/Gundam gigante (<b>¡Corran les digo!</b>). Extrañamente, la estación se llama solo "<b>Daiba</b>". Para llegar por Aomi, vaya <a href="https://goo.gl/maps/6RqequYS2Rn" target="_blank">acá</a>.<br />
<br />
---<br />
<br />
¿Ven? Me fui como hilo de media. El tercer día estuvo bastante más relajado, así que lo intentaremos hacer más corto.<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> E.S. Posthumus - Nara</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-85528000724594944242016-10-21T21:06:00.000-05:002016-10-22T07:26:22.319-05:00Tokio - primera visita... parte uno<i><span style="color: #666666;">¡Ay ay! Ya se que no he estado aquí en un rato, pero entre que doy clases, tomo clases y salvo a mi oficina apenas puedo dormir. Sus Mercedes sabrán disimular.</span></i><br />
<br />
Regresemos en el tiempo y volvamos a Nagoya. No mucho, tampoco es manda. Solo que los dos viajes que hice a Tokio empezaron igual: noche muy noche y en Nagoya eki.<br />
Noche, les digo, por que compramos el bus barato (<b>夜行バス - bus nocturno</b>) que además tenía otra ventaja: podía uno dormir todo el viaje a aparecer como teletransportado en la gran Capital del Este -significado de Tokio-.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">En teoría, al menos</span>. No me quejo de las carreteras, son básicamente perfectas... <i>pero el autobús está hecho para mini japoneses</i>, que ya es mucho decir. Si yo no cabía, <b>imagínense el chico que mide 1.80 para todos lados</b>.<br />
Como sea, hicimos dos paradas en igual número de <i>autostops </i>que ya quisieran los centros comerciales de mi país: comida recién hecha, tienda de recuerditos, <span style="color: #cc0000;"><b>BAÑO</b></span>, tienda de conveniencia... todo para el viajero pues. El frío de las 2 y 4 de la mañana y la fila enorme para el baño y la adquisición de víveres no impidió que le sacara foto a los dos centros comerciales. 15 minutos exactitos después (en ambas ocasiones) el autobús regresaba a la gran mancha negra del camino nocturno.<br />
<br />
6 de la mañana, <span style="color: #38761d;">como pinche reloj suizo</span>, arribamos a Shinjuku, no importando que fuera esta visita que les narro hoy o en la de la <i>Golden week</i>, que será después. Por ahora veamos qué pasó en la primera vez.<br />
<br />
El itinerario ya estaba hecho por la guía del viaje (la misma amiga de <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2016/07/ise-y-futamigaura.html" target="_blank">Ise</a>) y el <i>entourage </i>-otras dos chicas y cuatro chicos- solo decíamos que sí. No es malo, si no lo hubiéramos hecho probablemente no hubiéramos visto ni la tercera parte.<br />
<br />
El punto número uno de la agenda era desayunar. El número dos dejar las mochilas en los <i>lockers </i>de la estación de Shinjuku y el tres, visitar la torre de Tokio.<br />
<br />
Así pasó. En uno de los pasillos de <i>Shinjuku eki</i> nos encontramos un Burger King con un gerente que no se veía así japonesoso. Todos teníamos curiosidad pero el único que se atrevió a preguntar fui yo. El chico era de Nepal. Sí, <b>NEPAL. </b><span style="color: #990000;">Podría haber sido <i>sherpa </i>pero es gerente de un Burger King</span>. Pasado el <i>choc</i>, y con una hamburguesa en la panza, dejamos las mochilas en la estación para la mitad del día. <span style="color: #38761d;">Ojo aquí</span>, pasa como en el sistema de paquetería personal de los supermercados: metes tu bulto, cierras la puerta, metes tu moneda (500 yenes, creo), das la vuelta a la llave y listo. Algo súper sencillo, con poca probabilidad de equivocarse.<br />
<br />
Vimos la torre de Tokio por abajo (<i>a las 7:30 de la mañana en puente está muy muy difícil que esté abierta al público</i>), y no habiendo mucho más que hacer encaminamos nuestros pasos al museo de Ghibli, con el boleto que habíamos comprado con un mes de anticipación. Si hacen cuentas, <b>fue casi lo primero que hicimos al llegar a Japón</b> (esto de planear viajes por adelantado no deja nada bueno, como verán en la segunda vuelta a Tokio).<br />
<br />
<a href="http://www.ghibli-museum.jp/en/" target="_blank">El museo de Ghibli</a> es todo lo que uno se puede imaginar y un poquito más: bocetos a mano, construcciones <i>steampunk </i>para niños, <b>un <i>Nekobus</i>/trampolín para suertudos chilpayates</b> (no dejaban subir adultos pero, sospecho que por presión de la concurrencia, ya pusieron uno para gente más grandecita) y una terraza jardín ambientada como Laputa. Incluso un pequeño cine que proyecta cortos exclusivos de 15 minutos.<br />
<br />
Con una sonrisota como de Totoro regresamos por las mochilas para irlas a dejar al hotel cápsula (que, <span style="color: #cc0000;">adivinaron</span>, ya estaba apartado). Llave, moneda, mochila. Simple, ¿no?<br />
<br />
<b><span style="color: #cc0000;">No</span></b>: <span style="color: #38761d;"><b>una mochila no estaba</b></span>. El <i>locker </i>estaba cerrado y regresó la moneda pero no había mochila. La dueña se puso blanca, que ya es bastante decir.<br />
<br />
Momento de tensión. Pausa dramática. <b>Duelo de miradas como en telenovela</b>. De repente, a un lado de los casilleros, letrero salvaje reza "<i>Para ayuda con los </i>lockers<i>, llame a este número: XXXXXXX</i>". <b>Miradas en Toño</b>.<br />
<br />
Ya teníamos celular, desde Nagoya. Llamo, hago la voz lo más clara posible y del otro lado de la línea entienden que hablan con un extranjero nervioso. Me dice el viejito: "No te alejes, va alguien en diez minutos" y agradezco colgando. <b>Diez minutos después</b> (<i>juro que cronometrados</i>), un señor con <i>kepí </i>se aparece ante el grupo de preocupados mexicanos a preguntar qué había pasado. Miradas en Toño de nuevo, junto con la guía.<br />
<br />
Entre los dos le dijimos lo que había pasado y el señor, con toda la experiencia del mundo, se las huele: abre el locker de abajo, y...<br />
<br />
<b><span style="color: #cc0000;">-¡MI MOCHILA!</span></b><br />
<br />
Después de la vergüenza internacional, llené un formato con el parte, la descripción de los hechos, firmé de enterado y nos fuimos todos con la cara roja de pena.<br />
<br />
<a href="http://capsuleinnkinshicho.co.jp/" target="_blank">Kinshicho inn</a> es un hotel cápsula donde los dependientes hablan un inglés un poco más fluido que el resto de japoneses -lo cual me explicó cómo no fui requerido para encontrarlo. Cosa rara, por que de <b>Kinshicho </b>(<span style="background-color: white; color: #252525; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">錦糸町 - </span>el nombre del barrio) se habla en Tokio como hablamos de la colonia Doctores o la Bondojito en la Ciudad de México: peligroso, viejo, descuidado. Pero al mismo tiempo, está a 15 minutos caminando de la <a href="http://www.tokyo-skytree.jp/en/" target="_blank"><b>Tokyo Skytree</b></a>, la torre de telecomunicaciones/mirador/<i>mall </i>más nueva de Tokio. Como si la Torre Mayor estuviera a 10 minutos caminando de Tepito, pues.<br />
<br />
Confirmamos la reservación, dejamos las mochilas, y caminamos a conocer <b>la torre más alta del mundo</b>. Subimos al mirador de abajo (<span style="color: #cc0000;">nomás el piso 350</span>) por que al de arriba (<b><span style="color: #cc0000;">¡piso 450!</span></b>) se cobraba más caro. Fotos, fotos, más fotos y haaarto <i>souvenir </i>después nos dieron las 10 de la noche, y el día siguiente empezaba a las 6 de la mañana... decidimos bajar y comer lo que fuera (si la memoria no me falla, fue algo de un <i>konbini</i>) y regresamos al hotel.<br />
<br />
Los nenes con los nenes y las nenas con las nenas, como decía Chico Ché. Pisos diferentes para cada mitad del grupo, pues. Caminando hacia mi capsulita con tele integrada venía platicando en español con los chicos acerca de la logística del día siguiente -baño, desayuno, metro etc.- y cuando me despido escucho una voz en un español chistoso que no era parte del grupo:<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">-Te escuché hablando español.</span><br />
<br />
Ubico la voz, y <b>MADRE DE KAMISAMA</b>. Venía de un encuerado (con la sábana estratégicamente puesta), de pelo negro chino, ojos azules y unos brazos en los que, calculo, sí cabía sin problemas. <span style="color: #cc0000;">EN LA CÁPSULA FRENTE A MÍ</span>. Se me fue el habla tres segundos pero respondí muy resuelto que sí, que veníamos de México. El de ojos azules es de madre mexicana pero el es del norte de Europa (Noruega, si no me equivoco) y viaja frecuentemente a México a ver a su familia, aunque ahora andaba de <i>soul searching</i> en Asia, súper casual. Intercambiamos cuentas de Facebook, quedamos en ir por cervezas en algún momento y me fui a dormir con un "<b>WTF</b>" escrito en fosforescente en la frente.<br />
<br />
[<i>No, ya no lo tengo. Tristemente, nunca hablamos.</i>]<br />
<br />
Todo esto, <span style="color: #cc0000;">en el día uno</span>. Prometo tratar de darme más tiempo para dar los pormenores de los otros dos días... aunque de aquí a diciembre me hundiré en trabajo, seguro. Ay.<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo: </b>Gustavo Cerati - Artefacto</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-19280727668923739182016-08-24T22:30:00.001-05:002016-08-24T22:33:50.823-05:00Kusatsu<b>CAVEAT</b>: hay dos Kusatsu en Japón, el bonito (con <i>onsen </i>y todo) y el nuestro. El otro Kusatsu está en la prefectura Gunma, para el norte; nosotros estábamos en Shiga, básicamente en el centro de la isla principal.<br />
<br />
No, no es apreciación propia, <b><span style="color: #cc0000;">TODO PINCHE MUNDO</span></b> nos dijo que no estaríamos en el Kusatsu (草津) padre con <i>onsen </i>(温泉 - aguas termales naturales) y que no nos sintiéramos mal si llegaba alguien a querernos cargar pila por eso.<br />
<br />
El pueblo es... básico, digamos. Ayuntamiento, tres súper mercados, dos o tres mercados, dos estaciones de tren apropiadamente llamadas <i>Kusatsu </i>y <i>Kusatsu del sur</i>, un <i>pachinko </i>(tragamonedas japoneses), dos <i>karaokes</i>, un <i>mall </i>con cine y chingos de barecitos. La gracia, entiendo, es que Kusatsu se mueve alrededor de dos cosas: la fábrica de Panasonic y el campus de <i>Ritsumeikan university</i> (harto prestigiosa y <span style="color: #cc0000;">harto cara</span>, me dicen mis fuentes) a las afueras de la ciudad. Es bonito, y está a la orilla del lago Biwa, el más grande de Nipón, pero no es como la graaaan cosa. Como sea, lo pase bastante bien para los tres minutos que estuve en el pueblito... los otros seis meses estuve en Kioto de contrabando.<br />
<br />
Kusatsu lo recorrimos Karla y yo. Neófitos en bicicleta. <span style="color: #cc0000;"><b>EN DOS HORAS</b></span>. De extremo a extremo del pueblo (De Ritsumeikan a Aeon Mall) en dos camiones no hacíamos más de 45 minutos con paradas con paisajes preciosos producto de ser un pueblito en la ladera de un monte verde verde en verano.<br />
<br />
¿Se acuerdan que en el post pasado nos habían dejado en el edificio que no era y nos regresaron? Desde el edificio nuevo, en el piso 11, tenía una vista increíble a las montañas que enmarcaban la autopista, y saliendo a la baranda se veía el lago Biwa a lo lejos como en un sueño. Y si me asomaba en el atardecer, ya no quería meterme nunca más a mi mini departamento.<br />
<br />
<b>Mini, les digo</b>: baño, cocineta, pasillo, estancia-comedor-sala-recámara y balconcito en menos de 45 metros cuadrados. Depas de estudiante, pues, y todos iguales: era al gusto del habitante decorar con lo que tuviera a la mano.<br />
<br />
Yo gusté colgar mi bandera de un lado, el póster de Yoshitaka Amano y un mapa de Tokio del otro, y mis libros y laptop en la mesita baja a los pies de la base de la cama sin colchón; nos dieron un futón. La suerte quiso que a la semana un chico estudiante de <i>Ritsumei </i>de algún lugar del mundo se regresara a su país y rematara o regalara lo que había ocupado. Su colchón me veía sensualmente y no pude hacer más que preguntar por el... me lo regaló con la condición de que me lo llevara bajo la lluvia pues no había transporte. <span style="color: #38761d;"><i>Y ahí vamos el y yo del edificio viejo del </i>post <i>pasado a </i>Crest Kusatsu<i>, bajo la llovizna, a las 10 de la noche con el colchón en el lomo</i></span>. 20 incómodos minutos para dormir como Dios manda 6 meses no es un mal trato.<br />
<br />
Pero me adelanto. Cuando llegamos, nos estaba esperando una señora que medio hablaba inglés para enseñarnos uno de los departamentos y luego nosotros decidir cual queríamos para darnos dos llaves. En la demostración, se le sale a la vieja esa "<b>...y aquí está el microondas. Sí lo conocen, ¿verdad?</b>" <span style="color: #cc0000;">Estuve a punto de mentarle la madre en tres idiomas</span> cuando me acordé que <b><span style="color: #38761d;">desde Nagoya todos traíamos sombreros de palma puestos</span></b>. Ni cómo defenderse.<br />
<br />
Como fuera, cinco ingenieros intentan decidir cual sería su hogar los próximos seis meses. ¿Qué mejor manera que dar el nombre alfabéticamente, meter los números de depa a <a href="https://www.random.org/lists/" target="_blank">random.org</a> y dejar que el azar hiciera lo suyo? Así me hice de un departamento en el piso 11.<br />
<br />
Siguiente punto de la agenda: ir a comer con la señora a un lugar bastante sórdido en un sótano, y tramitar un pase de autobús medio extraño: desde la universidad hasta <i>una parada antes de la estación del tren</i>. Si nos pasábamos, o de subida -<i>Crest está a la mitad de una montañ</i>a- lo tomábamos en la estación, cargo de 250 valiosísimos yenes. Caminar cinco minutitos, la fantástica cantidad de <b>cero</b>. El pase costaba, claro, pero con lo que se ahorraba uno en pasajes salía bastante benéfico.<br />
<br />
Enfrente de la dichosa estación (Noji, <a href="https://goo.gl/maps/MQNJmNp3tfo" target="_blank">según Google maps</a>) hay un súper, <i>Seiyuu </i>(no como en 声優 -actor de doblaje-, sino como en 西友 -amigo del Oeste-) y uno de nosotros mientras comprábamos trapos, tazas, platos, tenedores, y ejem, comida, se aventó un "<span style="color: #cc0000;">¡qué bueno que esto no es Walmart o algo parecido!</span>". El ticket de compra le dio una cachetadota con guante blanco al aparecer, en chiquito, "<b><span style="color: #cc0000;">Part of the Walmart family</span></b>".<br />
En esta placita hay un <i>Mister Donut</i> -que es como el paraíso con forma de donas- de donde ya hasta tenía tarjeta de cliente frecuente. Estuve como a tres donas de llevarme el bonito <i>tupper </i>de regalo con forma de león, pero un hospital me lo impidió.<br />
<br />
Caso curioso, que no vi en otros lados en Japón: el cementerio estaba atrás del estacionamiento de bicicletas frente a la estación de trenes. No es el camposanto cristiano místico, bardeado y estúpidamente frío, al contrario: no hay cerca y está a un lado de un área de juegos infantiles. Como si su panteón de pueblo estuviera codo con codo con el kiosko de la plaza, haga de cuenta. Alguna vez pasé por ahí y acabé en los columpios, pero la verdad salí poco dentro de mi pueblito.<br />
<br />
Regresemos a <i>Crest Kusatsu</i>. Quien me conoce sabe que <b>se me quema el agua</b>, <i>big tim</i>e. Kusatsu lo supo y enfrente del edificio hay una cocinita con comida para llevar a precios de estudiante que básicamente surtió mis cenas mientras estuve ahí. A un lado hay una tienda mágica mística maravillosa llamada <b>生活応援間</b> (<b>せいかつおうえんかん</b> - "tienda de soporte a la vivienda") que vende artículos de segunda mano <i>à la japonaise</i>. Es decir, <span style="color: #cc0000;">nuevos</span>. Si los amigos nipones leen un maga dos veces y lo venden, ya imaginarán.<br />
La dichosa tienda fue objeto de escándalo y álgidas negociaciones entre nuestra encargada por parte de la asociación que nos llevó y uno de los ingeñeros. El insistía en comprar en la dichosa proveedora de la bonita familia japonesa y cargarlo a JICA con el argumento de que los departamentos "<span style="color: #38761d;">no estaban amueblados</span>". Ella respondía que el departamento "<span style="color: #38761d;">estaba amueblado</span>" y que cualquier artículo que quisiéramos saldría de nuestros bolsillos. "Amueblado", para JICA, aparentemente significa un baño, un micro, una lavadora, aire acondicionado y una base de cama; para uno que vive en un poco más de 3x4 "amueblar" implica sillones, mesas, escritorios, libreros... en fin. Cuando JICA finalmente torció su bracito, <b>mes y medio después</b>, yo ya tenía <b><span style="color: #cc0000;">silla reclinable, escritorio, un librerito y hasta una plantita en un botecito azul</span></b>. Sin hacer escándalo. ¡Ah! <b><span style="color: #cc0000;">Y colchón</span></b>, no olvidemos.<br />
<br />
Las llaves. Cierto inge con afección por las bebidas alcohólicas perdió <b>LAS DOS</b> (No me pregunten cómo. Si sé, pero no les voy a decir.) El angelito se aplicaba en japonés pero no estaba tan <i>pro </i>como para pedir copias extra. Para empezar, <b>ni sabíamos donde</b>. Mientras, en castigo, pasó una noche en uno de los otros depas y al día siguiente, <i>con una resaca de esas que no se le desean a nadie</i>, investigó donde podía hacerse de las famosas copias y me pidió que hablara. Resulta que la inmobiliaria estaba a un lado de la estación de trenes... y bajamos. <b><span style="color: #cc0000;">Con el sol de finales de abril</span></b>. La cara de perro afligido la puse yo (el ya la traía integrada desde la noche pasada) pero nos dieron dos llaves. Al lunes siguiente yo dejé la mía de repuesto en mi lugar en el laboratorio, no fuera siendo...<br />
<br />
...y me salvó. No, no perdí mi llave, pero ese episodio se contará después (involucra un aguacerazo, dos perdidos y una maleta rota).<br />
<br />
Kusatsu (o al menos Minami Kusatsu -Kusatsu del Sur-, la estación de trenes que nos quedaba) está a <a href="https://goo.gl/maps/iPhEEVTihhk" target="_blank">gloriosos 25 minutos</a> de la estación de Kioto en tren. De aquí en adelante Kioto se convertirá en la base de operaciones de estos relatos; no podía ser de otra manera si más de la mitad del tiempo la pasaba allá.<br />
<br />
El campus Biwako-Kusatsu de la Universidad Ritsumeikan no está lejos de Minami Kusatsu, pero por alguna razón se me hacía eterno el viaje en camión. Sospecho que es por que da muchas vueltas para llegar (recordemos que es un pueblito; no es como que haya muchas muchas corridas de bus) y a las 10 de la noche dejan de dar servicio, lo que era un desmadre si llegaba uno bastante noche de un fin de semana de nervios en Kioto. En esos casos, los taxis me salvaron <span style="color: #38761d;"><b>aún cuando por 15 minutos me cobraran 1,500 JPY</b></span>, un escándalo si pensamos que el pase de bus costaba cerca de 6,000. Bueno, ya hasta saludaba a uno de los conductores...<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Poor Leno - Röyksopp [<i>poooorcino...</i>]</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-6927151822150330452016-08-06T09:33:00.003-05:002016-08-06T09:33:37.644-05:00Diario de carreteraEste va a ser un post cortito pero, espero, ilustrativo.<br />
<br />
Después de nuestro mes y medio en Nagoya como una gran (<i>y muy disfuncional</i>) familia, llegó el momento de separarnos en grupos de acuerdo a la especialidad que veníamos a estudiar; cada grupo significaba una universidad -y ciudad- diferente.<br />
<br />
Los chicos que se quedaron en Nagoya nos salieron a despedir mientras los demás subíamos nuestras cosas -las que vinieron desde México y las que se nos pegaron en el ínter, <b>a veces hasta bicicletas</b>- a los camiones que nos iban a llevar. Una maestra de japonés, incluso, vino desde cerca de <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2016/06/ciudad-toyota.html" target="_blank">Toyota </a>solo para despedirnos y aunque nos pasó su correo me dolió un poco saber que ya no la iba a ver diario.<br />
<br />
Como fuera, los camiones nos esperaban; unos a la estación de trenes (los de las bicicletas, <span style="color: #990000;">que de alguna manera extraña iban todos al mismo lugar</span>) y a los que el camión nos iba a dejar en la puerta de nuestros nuevos hogares. No era un camión por ciudad, así que en auténtica lógica japonesa intentaron acomodarnos de acuerdo a como nos teníamos que bajar. Más de 20 mexicanos los dejaron en "visto" <b>y se acomodaron según donde sus amiguis estuvieran más cerca</b>.<br />
<br />
Agarramos camino los que íbamos más lejos. La carretera es verdaderamente algo digno de verse: paisajes de película con esa luz particular que tiene Japón que ilumina las montañas, los arrozales, los bosques y las ciudades de una manera muy especial. Contrario a las salidas de escuela que habíamos tenido desde marzo, ninguno de nosotros iba echando desmadre; emocionados y nerviosos, sí, pero <span style="color: #990000;">extrañamente muy callados</span>. Después de descubrir un país, a tus amigos y compañeros por los próximos seis meses y medio (o más) y la manera de comportarse por estos lares, creo que es normal que uno entre en modo silencioso al salir de la ciudad que fue tu casa cuando llegaste a un país que no conocías.<br />
<br />
Bosques, ciudades, lagos... el viaje fue todo menos aburrido. Nostálgico, si quieren, pero no aburrido. La parte realmente rescatable pasó cuando nos dejaron a mí y mi grupo de mexicanos en la ciudad donde nos íbamos a quedar.<br />
<br />
Aún cuando desde unas semanas antes nos habían dado la ubicación de los nuevos departamentos (con licorería monumental en la entrada), ni al conductor del autobús ni a la "guía" del convoy les llegó el memo y el chofer se siguió hacia el viejo complejo de departamentos para estudiantes. Le dijimos cinco mexicanos en japonés "<i>違う! そこでした!</i>" ("<span style="color: #990000;">¡Se equivocó! ¡Era allá!</span>") pero <i>nanai</i>. Cuando se detuvo mejor nos bajamos nosotros a cargar nuestras maletas hacia <b>Crest Kusatsu</b> ya que no era especialmente lejos (los edificios de departamentos normalmente tienen nombres, digamos, <b>curiosos </b>en Japón)... pero nos regresaron. <span style="color: #990000;"><b>Que no, que siempre sí era donde le decíamos desde hace diez minuto</b></span>s. Maletas en mano, nos subimos de nuevo y sufrimos un poco mientras el camión tardó más en dar la vuelta en la calle de dos carriles que en llegar a las puertas de Liquor Mountain.<br />
<br />
Mentando madres, nos bajamos con todas nuestras cosas en dos minutos (ya las habíamos sacado del maletero), nos despedimos desde afuera de los de dentro, vimos de reojo a <i>Rikaman </i>(contracción de リカーマウンテン, Liquor Mountain) y dejamos nuestras cosas en el <i>lobby </i>del edificio mientras nos daban nuestras dos llaves y el camión seguía hacia la siguiente ciudad. Lo que siguió ese día (y chingos de anécdotas de Kusatsu, la nueva ciudad), viene en el próximo post.<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Claro video - Las Olimpiadas en Rio 2016</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-68951632476451985372016-07-08T20:22:00.000-05:002016-07-08T20:22:16.250-05:00Ise y FutamigauraUna amiga se quería comer Japón en los ocho meses que estuvimos allá, entonces viajó y viajó y siguió viajando. No está mal, al contrario: en un principio, cuando estábamos todos juntos en Nagoya, me pegaba a sus excursiones de fin de semana. Ise fue una de esas.<br />
<br />
<b>Ise </b>(伊勢) es una ciudad que está del otro lado de la bahía de Ise. No pongan cara de <i>duh</i>, es la misma bahía donde Nagoya sale al mar; no llegamos nadando, pero entre trenes y trenes sí puede uno hacer entre hora y media y dos horas.<br />
<br />
Cuando llegamos el día estaba nublado. El clima era bastante fresco, pero no llegaba a ser frío. Como sea, bajamos de la estación y, a decir verdad, vimos mucha calle y muy poco templo (que era una de las dos cosas que veníamos a ver). Caminamos hacia un local de información turística y mientras sacábamos fotos de todo (<i><span style="color: #cc0000;">japonesception</span></i>), una señora que iba <i>lo que en Francia le dicen en putiza</i> pidió tomarse una foto con nosotros. Haciendo un poco de plática resulta que ese día era su cumpleaños y que estaba tan apresurada por que sus amigas llegarían a festejarla a su casa en la noche ¡<b>en Nagoya</b>!, pero quería primero pasar a dar gracias al gran templo. Fotos, felicitaciones, cortesías y pegó la carrera. Nosotros, que veníamos en Babaria, hicimos mucho más tiempo que ella en llegar a la estación de buses donde estaba el local. Cuando llegamos, mi amiga preguntó cómo llegar a "los templos", así a secas. El encargado del local, muy amable, nos pasó un mapa a cada quien -cuatro-, marcó en uno de ellos las ubicaciones de los dos templos principales del complejo, la manera de llegar al más lejano, la ruta mortal para llegar al más grande pasando por todos los adoratorios chiquitos <span style="color: #cc0000;">e indicó que si no nos apurábamos perdíamos el camión que salía para el templo y el que seguía salía unas dos horas después</span>.<br />
<br />
Nos trepamos pues. Llegando a donde empieza la caminata hacia el edificio, pasamos por un lago a la mitad de un bosque sagrado, un mercadote de chácharas <b><span style="color: #cc0000;">dioses-approved</span></b>, un río y como dos mil <i>toriis </i>(los arcos de entrada que separan el espacio terrenal del espacio divino de los santuarios). Pero la caminata valió la pena.<br />
<br />
No hace falta decir que de verdad se siente la diferencia entre lo mundano y lo divino: pasando los <i>toriis </i>se carga el ambiente de una energía tranquila y acogedora, lejos del ruido del mercado que les escribí en el párrafo pasado. Acá adentro, además, está un río salvado por un puente de madera que da hacia las entrañas del bosque sagrado y el ambiente ahí es aún más misterioso. Con tantos adoratorios por todos lados, no podía ser de otra manera.<br />
<br />
Pasamos por el primer templo y nos encaminamos hacia el segundo santuario, tratando de visitar la mayor cantidad de adoratorios posibles -que a decir verdad son bastantes. Cuando el cansancio ya estaba mellando llegamos a un edificio bastante nuevo hecho de madera donde la gente se arremolinaba como si regalaran arroz. "<i>Por algo será</i>", pensó Toño, y convencí a los demás de subir dos segundos a rezar y aventar nuestra monedita. La gente empujaba como en Pantitlán en lunes a las 7 de la mañana y no pudimos hacer mucho, más que rezar rapidito y tener un disgusto por que no nos dejaron tomar fotos del interior del templo (la reja incluso estaba cerrada). No es en vano, como les explico ahora.<br />
<br />
Verán, Ise guarda los dos templos más sagrados de Japón: <b>Geguu </b>(外宮) y <b>Naikuu </b>(内宮), literalmente "<i>el templo de afuera</i>" y "<i>el templo de adentro</i>". A pesar de los muy desafortunados nombres, Geguu es el santuario <span style="color: #cc0000;">NACIONAL </span>de la diosa de los cereales y la vivienda y Naikuu de <b><span style="color: #cc0000;">nada más y nada menos que Amaterasu, la diosa del sol</span></b>, donde además se dice que se guarda uno de los Tesoros nacionales de Japón; naturalmente <b>es el templo más sagrado de la nación nipona</b> y no dejan tomar fotos ni acercarse a menos de veinte pasos -por eso la gente hacía filas y filas y más filas para subir. Además, siguiendo las prácticas de la no pertenencia del Shinto (una de las religiones de Japón), <b><span style="color: #cc0000;">los templos se han reconstruido cada 20 años desde por lo menos el 690 y justo unos meses después empezarían a desmantelarlo</span></b>. De todo esto nos enteramos saliendo del complejo de templos, pero se los digo de una vez que todavía nos falta en este relato.<br />
<br />
Ya la pipí y el hambre nos estaban matando, así que regresamos al mercadito de hace cuatro párrafos y nos dejamos ir como gordas en tobogán: separalibros, cajitas, cajotas, <i>Darumas </i>(los muñequitos con un solo ojo pintado), <i>Maneki nekos</i> (<i>aka </i>gatitos con una pata arriba), abanicos, banderas, cascabeles e, importante, <b>baños y comida</b>. Tratamos de no separarnos mucho y nos turnamos para apartar la única banca que encontramos donde nuestras mochilas y nuestros cuerpazos de nervios cabían razonablemente mientras alguien iba a tomar turno para la comida, o la pis, o las dos. Acabando de comer (no recuerdo qué había, pero estoy casi seguro que comimos <i>nigiri sushi</i>) ahora sí nos separamos uno del otro para comprar recuerditos que Kamisama guarde la hora.<br />
<br />
Comidos, comprados y descansados ahora sí, siguiente punto de la agenda: <b>Meoto Iwa</b>.<br />
<br />
Del mercado salen los camiones para el puerto y uno nos dejó relativamente cerca, lo suficiente como para caminar por la calle y seguir tomando fotos de todo. De camino pasamos (pero no entramos) por <a href="http://www.ise-bunkamura.co.jp/english.html" target="_blank">un parque temático de la época Azuchi-Momoyama</a>, que es la era que siguió a la<i> Sengoku jidai</i> (ya saben, samuráis peleando entre sí). La mayor atracción del parque es la reconstrucción del castillo de Azuchi pero entiendo que hay más cosas, como renta de vestuario, teatro, y juegos.<br />
<br />
Como sea, cuando llegamos al puerto el cielo ya estaba verdaderamente gris, haciendo que la línea del horizonte se confundiera con el mar, lo que le daba un aspecto extrañísimo pero tranquilizador. <b>Futamigaura </b>(二見ヶ浦 - el nombre del puerto) tiene un santuario menor, cuya gracia es que está a la orilla del mar. Así que ni hablar, seguimos nuestra peregrinación.<br />
<br />
A la mitad del camino, llegamos a nuestro segundo destino del viaje: las <b>Meoto Iwa</b> (夫婦岩 - "rocas casadas"). Seguro las han visto el algún anime o película: son dos rocas que sobresalen del mar y están efectivamente "casadas" -unidas por un lazo matrimonial-. Como todo en el país del sol naciente, <span style="color: #cc0000;">se ven más grandes en las fotos que en vivo</span>; uno pensaría que se ven chiquitas por que están leeeeejos de la costa, pero en realidad ni son tan grandes ni están tan lejos: la mayor mide no más de 10 metros y la menor unos cuatro. Estoy seguro que bajo las condiciones adecuadas la vista debe de ser tan espectacular como lo sugiere el nombre de la ciudad: se dice que mientras buscaba un lugar para construir el santuario original para resguardar el Espejo (el Tesoro en Naikuu), una princesa visitó el lugar y aunque no se decidió por la costa, volteó dos veces hacia atrás para despedirse del precioso terreno (<span style="color: #cc0000;">Futami </span>- ver dos veces. <span style="color: #cc0000;">Ura </span>- atrás). La lluvia no nos dejó tener la imagen romántica en la cabeza y en cambio <b>nos dejó en la choya sendas gototas</b> que nos hicieron refugiarnos en un estratégicamente colocado pasaje comercial <i>con trampa de turistas</i>: postales, llaveros, peluches, réplicas de <i>katanas </i>y todo para regresar a casa con cero yenes. Como fue.<br />
<br />
Esperamos a que bajara la lluvia un poco y mientras corríamos a un lado del acuario del lugar (cerrado) para tomar el camión de regreso a la estación de trenes de Ise no podía dejar de pensar que estar en Japón es verdaderamente una experiencia que cambia vidas, <b>al menos para alguien que vive a 15 husos horarios de distancia</b>.<br />
<br />
<br />
Para llegar a Ise desde Nagoya, <span style="color: #cc0000;">adivinó usted</span>, salen los trenes desde la estación de Nagoya y llegan a la estación de... <i>wait for it</i>... Iseshi. Un tren, pero cerca de 2,500 yenes <span style="color: #cc0000;"><b>DE IDA</b></span>. Falta el camioncito a Futamigaura (del que no recuerdo el precio) más comida más recuerditos varios. No es para cuando la pobreza impera en la cartera, pero lo viajado no lo quita nadie.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Torreblanca - Roma</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-86849093009709633472016-06-26T21:28:00.001-05:002016-06-26T21:28:35.250-05:00Ciudad Toyota<span style="font-size: x-small;"><i>...que originalmente no se llamaba </i>Toyota <i>(豊田 - とよた), sino </i>Koromo <i>(挙母 - ころも) y que cambió su nombre debido a la muy famosa armadora automotriz, originalmente ¡<b><span style="color: #990000;">fábrica textil</span></b>!</i></span><br />
<br />
<i>Poes </i>bien, ya estamos en Japón. ¿Qué queremos hacer? <i>Ver un partido de fútbol soccer, obviamente</i>.<br />
Normalmente hubiera mandado a la chingada a quien hubiera sugerido la idea, pero eso implicaba dos cosas: la primera era conocer un estadio mundialista (además del Azteca, desde luego) y la segunda conocer otra ciudad que no fuera Nagoya, aunque están en la misma prefectura.<br />
<br />
Pasó que había un partido cerca (<b>no importaba mucho quién contra quién; no teníamos la menor idea al final</b>), se compraron los boletos para entrar y el día del partido nos lanzamos a la aventura ya que, claro, nadie tenía la menor idea de cuanto tardaríamos en llegar o cómo se le hacía para aterrizar ahí.<br />
<br />
Preguntamos en la estación de confianza y nos dieron santo y seña de la manera de llegar: <span style="color: #cc0000;">dos trenes y una hora de camino</span>. Aún así, íbamos con el tiempo justo y rezando a todo lo que nos sabíamos para llegar puntuales, pero al final disfrutando el precioso paisaje de las afueras de las ciudades japonesas cuando viajas en tren.<br />
<br />
Nomás bajarnos preguntamos (<b>¿por qué no?</b>) cómo llegar al estadio. Teníamos dos opciones: camión o caminar; con el tiempo encima decidimos dejar el <i>turisteantismo </i>para cuando terminara el partido. Llegamos con unos cinco minutos de atraso que se hicieron como 15 al dejar caer la baba ante el estadio.<br />
Desde la plaza que lo rodea, se respira el ambiente japonés: relajado, ordenado, armonioso y sin los desmadres que un partido de fútbol con el equipo local supondrían de este lado del planeta. La construcción en sí es impresionante: techo retráctil, letreros en perfecto estado, <span style="color: #cc0000;">limpio</span>, muchas escaleras para llegar a tus gradas, y un entorno no opresivo como muchos de los estadios a los que he ido. Fácilmente tomamos como 50 fotos cada quien del puro edificio.<br />
<br />
Jugaban los <b>Nagoya Grampus</b> contra los <b>Niigata Albirex</b> (sí, <i>así de raros son los nombres de los equipos en Japón</i>, sospecho, solo en el fut: el béis tiene a los <b>Yomiuri Giants</b>, los <b>Chunichi Dragons </b>y los <b>Hanshin Tigers</b>) pero el partido parecía más de bajo perfil que, con la disculpa de los fans, uno del Zacatepec contra el Cobras: <b><span style="color: #cc0000;">SÚPER </span></b>tranquilo, las porras encontradas en los extremos de la cancha, nadie gritando y la mitad de las gradas vacías. A esto le faltaba acción y nadie más indicado para hacerlo que los ocho latinos gritones sentados en gayola. Se hicieron dos equipos (<i>o montón: solo uno le iba a Niigata por que había estado en la ciudad</i>) y al final Grampus ganó 2 a 0 y el estadio se caía de la emoción (<span style="color: #38761d;"><b>#not</b></span>).<br />
<br />
<b>Bueno, ni los equipos</b>: nipones al fin, los perdedores fueron <span style="color: #cc0000;">A PRESENTAR SUS DISCULPAS</span> a su porra y los ganadores a <span style="color: #cc0000;">AGRADECER </span>a la suya, haciendo reverencia y saliendo en orden. Los <i>fans </i>hicieron lo propio y el recinto estaba vacío, sin mentirles, en menos de 40 minutos. Ya quiero ver eso en el Olímpico de C.U. o en el Omnilife.<br />
<br />
Ahora si, con cámara en mano y tiempo de sobra, caminamos de regreso a la estación. Toyota (ex Koromo) es una ciudad muy chiquita pero increíblemente linda: calles derechitas y limpias que con cerezos en flor se ve impresionante, arroyitos de agua con calzadas especiales en las calles, gente amable y negocios de barrio donde la gente sí consume. Creo que lo más "de franquicia" que vi fue el <b>Bar Mexigan</b> que, como el nombre intenta decir, tiene concepto mexicano. <i>Al menos le echan ganas</i>. Nunca se imaginaron que llegarían mexicanos de verdad pidiendo alcohol como latinos de verdad y el pobre <i>bartender</i>/mesero estaba entre sorprendido y muy nervioso.<br />
<br />
Nos dio el atardecer en la ciudad y dio también la hora de regresar. Medio ebrios (<span style="color: #cc0000;">la verdad es que esas margaritas sí pegaban</span>) emprendimos el regreso, con un conocimiento nuevo: el fútbol no es violento en todos los lugares de este planeta.<br />
<br />
<b><br /></b>
<b><a href="https://goo.gl/maps/BDgU7hqrAhK2" target="_blank">Cómo llegar desde Nagoya</a></b>: de Nagoya eki (<i>duh</i>) tomar la línea Sakuradori hasta Gokiso y de ahí la línea Tsurumai hasta Toyotashi. No es más de una hora con quince minutos.<br />
<br />
El <b><a href="https://goo.gl/maps/5wa2BCWqox62" target="_blank">Bar Mexigan</a></b> es un bar muy chiquito pero con buena vibra del <i>bartender </i>y concepto mexicano <i>kitsch </i>cual taquería para extranjeros en la CDMX. Está básicamente pegadito de la estación Toyotashi, quizá a media cuadra. Hay un MacDonalds en la misma calle, lo que la hace una buena opción si no queremos darle nuestro dinero al payaso Ronald.<br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Placebo - English summer rain</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-20537591789479285592016-05-02T23:33:00.004-05:002016-05-02T23:33:54.635-05:00Asuke y ArimatsuParte del intercambio al que fuimos a Japón, además de proveer entrenamiento técnico, consiste en salidas programadas a lugares de interés cultural. <b><span style="color: #990000;">Asuke </span></b>y <b><span style="color: #990000;">Arimatsu </span></b>son dos pueblitos que quedan cerca de Nagoya y son, cada uno a su manera, un referente de Japón tradicional que se ve poco si eres turista y no sabes que existen.<br />
<br />
En orden cronológico (espero), empezamos con Asuke. Cual pueblo del Nipón romántico de película de Ghibli, este pueblito al este de Nagoya todavía tiene una granja tradicional a la orilla del río Tomoe, con ruedas que proveen fuerza mecánica gracias al movimiento del agua y montañas que quitan el sueño (o el aliento, si uno quiere llegar al mirador de la mera cima). La dichosa granja ya es un híbrido raro entre talleres funcionales y museo para visitantes, pero la gente en general se ve muy contenta con lo que está haciendo. Aprendimos el proceso de creación del <i>washi </i>(papel de arroz japonés), el de la creación de sombrillas y cómo se funde y moldea el afamado acero japonés.<br />
<br />
Pero las estrellas del lugar son otras: el mentado mirador de la punta de la montaña y su vista en otoño, donde los montes que rodean a Asuke se visten de rojo y naranja con las hojas de los árboles. (<b><span style="color: #990000;">Dicen</span></b>. Nosotros fuimos a mitades de primavera, desafortunadamente.) Como sea, el lugar es <b>de verdad precioso</b>; subir el monte Iimori, pasear al lado del río, comer en alguno de los restaurantitos que atienden los lugareños, o vagar por el cementerio (sí, <i>por el cementerio</i>: no son lugares "malditos" como en occidente, y este en especial está en las laderas de un bosque de bambúes, muy impresionante) son cosas que uno tiene que hacer, si se puede, mientras está en el país del sol naciente. En camión no fue más de una hora de viaje, pero según <a href="http://www.japan-guide.com/e/e3316.html" target="_blank">esta página</a> con mucha suerte y al menos un transbordo uno puede hacer dos horas y 1500 yenes (b<i>ueno, si llegamos en tren a Toyota para ver un partido de futbol, aventarse otros 40 minutos para ver el otoño brillar no debe de ser nada</i>).<br />
<br />
En cuanto a Arimatsu, si Asuke pasa un poco desapercibido este prácticamente es invisible. Comido por la mancha urbana de Nagoya, originalmente era un pueblo al sur de la gran ciudad (<i>donde, además, Oda Nobunaga ganó una batalla</i>) y ahora es un pacífico caserío dedicado casi exclusivamente a la producción de <b>shibori</b>. El <b>shibori</b>, o <b>teñido con bloqueo [de la tela]</b> (<span style="color: #990000;">piensen en los patrones de las playeras <i>hippies</i></span>), ocupa cerca de un tercio de todas las casas. Me gustaría decir muchas cosas padres de Arimatsu, pero salvo el museo-tienda chiquitín dedicado a la técnica y la inmensa paz que se respira comparado con la capital de la prefectura de Aichi, no hay mucho que podamos decir de acá.<br />
<br />
¿Cómo llegar? Muy fácil: tome la línea Meitetsu <a href="https://goo.gl/maps/wBEs1CjErop" target="_blank">desde la estación de Nagoya</a>, al sur de la ciudad, y en menos de una hora está usted llegando a la tierra de la tela tejida a mano con todo para el bonito regalo de las tías: pañuelos, mascadas, posavasos, bolsas, blusas...<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Paranel - <i>Itsuwaru </i>(mentir)</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-14231157228111482702016-04-01T22:53:00.003-06:002016-04-01T22:53:32.408-06:00Nabana no satoEn la recepción del dormitorio donde nos estábamos quedando nos sugirieron visitar un lugar llamado <a href="http://www.nagashima-onsen.co.jp/nabana/index.html/" target="_blank">Nabana no sato</a> (なばなの里) que no estaba exactamente cerca, pero valía la pena las tres horas a lomo de burro.<br />
<br />
Total que dijimos casi todos que sí. "<i>Casi todos</i>" significa <b>no menos de 15 latinos ruidosos muy perdidos y casi recién llegados al otro lado del mundo</b> (o el futuro, como me decía un amigo). El rollito de la estación de trenes ya lo escribí <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2014/04/rants-de-japon.html" target="_blank">por acá</a>, pero si les da flojera dar un clic extra se los resumo: <span style="color: #990000;">nos separamos en dos grupos</span>. El grupo en el que iba yo salió un tren atrasado.<br />
<br />
No era mentira eso de que no estaba cerca, al menos en estándar japonés. Google Maps <a href="https://goo.gl/maps/gC1EYEMkFdP2" target="_blank">me azota en la cara</a> que hicimos una hora y piquito entre caminar, perdernos en la estación, tomar el tren, bajarnos y perdernos en la estación para tomar el bus que, finalmente, nos llevaría a la puerta del parque temático. <b>Pero valió cada minuto el viaje</b>; tanto por el viaje en sí (<i>cruzando arrozales, ríos, lagunas y pueblitos</i>) como por la tarde <b><span style="color: #990000;">Y</span></b> noche que estuvimos ahí. Es caro pasar (<b><span style="color: #cc0000;">JPY 2,000 la entrada</span></b>) pero se compensa con cuponcitos por la <i>fantabulosa </i>cantidad de <b>JPY 1,000</b> para gastar ahí dentro pero no en todos los lugares. No se puede todo en la vida.<br />
<br />
Entrando entrando está <strike>la tragadera</strike> los puestos de comida, todavía cerrados (a la distancia, sospecho que están estratégicamente localizados para comprar la caminera de regreso. <i>Well played, Japan</i>.) Enfrente, flores. A la izquierda, flores. A la derecha, <b>árboles de flores</b>. Alrededor, nativos de Extranjia y nacionales por igual abarrotando el mega parque. <span style="color: #cc0000;">Todo iluminado como de ensueño</span>.<br />
<br />
Entre tanta florecita, y después del súper drama de separarnos para llegar y que el grupo de avanzada llegara por gracia de Dios, decidimos... sí, <b><span style="color: #990000;">separarnos </span></b>pero ahora en grupitos que ya dejaban ver <i>quien se iba a ir de pedo con quien</i> los siguientes siete meses. Pero me desvío.<br />
<br />
Grupitos, dije. Y de cualquier manera, mientras decidíamos si ir a los árboles o mejor al invernadero de begonias o al lago o al mirador de 15 minutos pero 3 horas de fila... apliqué un <b>YOLO </b>y me les perdí. Casual. De todas maneras teníamos una hora decidida para vernos todos en la entrada y tomar el último camión de regreso.<br />
<br />
Si no hubiera sabido japonés me hubiera puesto a llorar como niño en la feria para que pasaran los guardias y me llevaran a la puerta (<i>igual y hasta me regalaban comida</i>). Pero no: hice mi ruta solo y probé mi suerte hablando aunque fuera mal, pero para esto me había entrenado la mitad de la adolescencia, así que tenía que servir de algo.<br />
<br />
Hice mi propia ruta. Primero el terreno de los árboles. No eran, tristemente, cerezos (de los que ya hablamos <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2016/03/nagoya.html" target="_blank">en la entrada de Nagoya</a>); más bien eran ciruelos y algunas otras especies plantadas con el suficiente espacio para que puedas apreciar cada árbol con calma -y la concurrencia lo entiende. No se empuja, no se apelmaza en un lugar y respetan el orden sugerido para recorrer el terreno.<br />
<br />
Pasé enfrente del invernadero y me dolió un poco el codo: <b>otros JPY 1,000</b> para la entrada. Mejor me sigo caminando con dirección a la fila inmensa del mirador estilo OVNI-pesero (<i>se sube gente, se sube el, baja el, bajan a la gente</i>). 15 minutos de ver tus terrenos pero una fila que parece Six flags en domingo de vacaciones; <span style="color: #cc0000;">ahí definitivamente no voy a entrar</span>, mejor me regreso al invernadero.<br />
<br />
Fueron 1,000 yenes que me dolieron al pagar pero valieron la pena una vez dentro: no solo había begonias, <span style="color: #cc0000;"><b>la pared rebosaba de orquídeas, margaritas, crisantemos, girasoles y otras tantas flores</b></span>. Como sacado de alguna película de animación, aquí si podría uno echar novio sin ningún problema. Fuera ya empezaba a hacer frío.<br />
<br />
Empieza a anochecer sobre un campo plantado de árboles y flores y podría ser así de romántico como lo leyeron <i>si no estuvieras rodeado de otras 2,000 almas</i>. Empiezan a iluminar los árboles desde abajo y se empieza a descubrir la verdadera magia del parque: el espectáculo de ver todo el parque iluminado por luces suaves sí puede enamorar... pero lo mejor viene a continuación.<br />
<br />
Letreros que dicen "<b>Continúe hacia el túnel de las luces</b>" iban apareciendo por el caminito marcado a la vez que la gente se detenía más y más. Cuando finalmente llegamos al dichoso túnel, entendí por qué: el "túnel de las luces" es precisamente eso: un túnel lo bastante amplio y grande para que todos crucen sin problema, <span style="color: #cc0000;">REPLETO </span>de foquitos con forma de flor y, aunque es largo, con la pura cara de menso que pone uno al pasar por ahí es más que suficiente para que la gente se vaya deteniendo mientras atraviesa.<br />
<br />
Al final del túnel <i>te mueres</i>. Sí, de la impresión de ver la verdadera estrella del parque: <b><span style="color: #cc0000;">un montaje de <i>mapping </i>sobre unas colinas con todo y efectos de sonido que deja pendejo al resto del megajardín</span></b>. No recuerdo cuanto tiempo dura, pero sí me acuerdo que lo grabé en la cámara y en el celular por si acaso. Atrasito del mirador para el <i>mapping </i>había un puestito triste y desolado que escribía "甘酒" en un cartelito. <i>Amazake </i>es una bebida dulce, caliente, sin alcohol hecha de arroz. <i>El primo puberto del </i>sake<i>, pues</i>. Y con el frío de la noche, sabe como a un regalo de Dios para el mundo.<br />
<br />
Para salir del mirador y regresar al punto de partida hay que atravesar otro túnel de luces, ahora con más para apreciar y, claro, la misma gente haciendo la misma cara de menso al pasar.<br />
<br />
<b>¡Es hora del show!</b> En medio de <i>Nabana no sato</i> hay un inmenso lago que estaba a punto de tener un juego de fuentes iluminadas al compás de música clásica. De fondo, una casita tipo <i>chalet </i>que le da un aire muy extraño a todo una vez que reaccionas que estás en una isla de Japón.<br />
<br />
<i>Show's over, folks</i>. Y mis patitas me mentaban la madre después de caminar sin parar unas cinco horas. Pero como caído del cielo (<i>o más probablemente gracias a un buen diseño del parque</i>) las mismas patitas me condujeron a un 足湯 (<b><i>ashiyu</i></b>), que no es más que una salida "natural" de agua caliente que los viajeros usaban, precisamente, para relajar los pies mientras iban de un poblado a otro. ¡Sin costo! (salvo por las toallitas para secar las patas una vez que te cansas de tener los pies mojados y calientitos pero la espalda fría). Me quedé a posar mi cansancio ahí por lo menos quince minutos y decidí que era un buen momento para buscar más mexicanos regados por el parque.<br />
<br />
Sí, estaban donde los dejé. Y mientras ellos por indecisos recorrieron A, B y C, <b><span style="color: #cc0000;">yo fui de A hasta F y compré atolito japonés</span></b>. Fui un poco la envidia de varios, que seguro no se atrevieron por falta de valor para hablar lo que practicábamos en clase.<br />
<br />
Unos abrazos e intercambios de opiniones después, había llegado la hora de irnos comer, que haciendo cálculos no teníamos nada en la panza desde como las 12 del día. Después de algún <i>ramen </i>o unas salchichas preparadas, ahora sí, el día había llegado a su fin.<br />
<br />
Y sin preocuparse mucho: todos conocíamos el camino de regreso, aunque lo hayamos hecho en dos tandas.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo: </b>Perfume - FLASH</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-57946531033602560092016-03-09T11:57:00.000-06:002016-03-09T11:58:00.389-06:00NagoyaNo lo sabíamos entonces, pero Nagoya es la cuarta ciudad más grande de Japón (después de Tokio, Yokohama y Osaka) y fue destruida completamente en los bombardeos de 1945. Ergo, es una ciudad reconstruida. Nueva, vaya: lo único que vi que podría decirse "tradicional" fueron dos cosas: Oosu kan'non y el castillo que no es castillo. Lo demás, desde las Mode Gakuen Spiral towers hasta el parque Tsurumai pasando por Nayabashi ya tenían una manita de gato. Pero vayamos por partes.<br />
<br />
Nagoya, como les decía, es una ciudad moderna y un maestro, tiempo después, me la describió como "<i>Japón que no es de verdad</i>". A la distancia, tiene un poco de razón: es muy occidental para ser nipona y muy japonesa para estar en América. Una curiosa mezcla de dos mundos.<br />
No me malentiendan, es muy bonita, y adecuada para ser el punto de entrada al país del sol naciente a extranjeros que probablemente de la antigua Cipango solo hayan visto <i>anime</i>. <b>Nayabashi</b>, sospecho, fue nuestro primer punto de encuentro real con Japón: es básicamente un puentecito de piedra que cruza un río a la mitad de la ciudad, <span style="color: #38761d;">casi caaaasi como el Río de los remedios acá</span>. No es el máximo punto de interés turístico de la ciudad (y uno podría ir de paso sin conocerlo, incluso), pero era nuestro camino a <b>Sakae </b>y <b>Shinsakae</b>, las dos zonas comerciales de Nagoya e <i>izakayas </i>(cantinas tradicionales), <i>pubs </i>irlandeses, Starbucks o Tully's que se cruzan en el camino y es un ejemplo de algo que se ve a lo largo de Japón: el respeto a los cuerpos de agua. Así como lo puso la naturaleza, así lo encauzamos y le ponemos puentes bonitos para admirarlo, pero nada de entubarlo o cubrirlo o, peor aún, ensuciarlo.<br />
<br />
Nagoya es una ciudad fría y con mucho viento, al menos en marzo; <b><span style="color: #990000;">una noche había una temperatura de cerca de 8 grados, lloviendo y con un ventarrón que Kamisama guarde la hora</span></b>. Y si a eso le agregamos que para ir de donde nos hospedaron a la estación de metro más cercana hay que pasar por un bajopuente de piedra<i> llega un momento en el que uno se siente Mary Poppins volando con su paraguas</i>.<br />
<br />
Como casi todas las ciudades grandes en Japón que visité, tiene una conformación chistosa: hay un parque horizontal en el centro de la ciudad con un repetidor de telecomunicaciones enorme, que normalmente se llama "<b><i>[nombre de ciudad] tower</i></b>". Cerca de este parque está una rueda de la fortuna que no tiene sentido para nada: a un lado de un edificio... y se llama <b>Ferris Wheel</b> (Nagoya es un puerto, punto parcial. Pero ¿literalmente pegada de un edificio?). Entre Sakae y Shinsakae hay una estructura ovalada muy grande llamada <b>Oasis 21</b> que sirve de igual manera como parque recreativo, estación de autobús, centro comercial y lugar de información a turistas. El techo, por fuera, tiene agua suficiente como para ahogar tus tobillos, cercado por una discreta vallita que llega, precisamente, al huesito del pie. Tiene restaurantes que se veían monones, pero nosotros no nadábamos en dinero y mejor cenábamos en los lugares de gente modesta: Yoshinoya, Sukiya o Matsuya, restaurantes de comida rápida.<br />
<br />
<b>Shinsakae</b>. Según mi experiencia, es básicamente el distrito de bares de la ciudad... <span style="color: #38761d;">si entendemos por bares los lugares con 10 asientos hacinados en edificios de 15 pisos</span>. Hay honrosas excepciones (como el <b>ID</b>, un antro ¡<span style="color: #cc0000;">de cinco pisos</span>!) pero en realidad eso es lo que entienden por bar en Japón, un lugar muy íntimo/chiquito. Naturalmente, me di una vuelta yo solo por el distrito para ver el movimiento y es de lo más extraño ver locales filipinos e hindús hundidos en sótanos.<br />
<br />
Regresemos a algo menos denso. <b>Oosu Kan'non</b> es un templo budista dedicado (a falta de otra palabra más acertada) a... Kan'non, la buda de la compasión (<span style="color: #cc0000;">LA </span>buda por que al pasar a Japón la cambiaron de sexo, muy casual) rodeado de un complejo de tiendas y restaurantes. Es un remanso pequeño de tranquilidad entre el desmadre de las vías rápidas que lo rodean... y además está poblado por GATOS. ¡<span style="color: #38761d;"><b>GATOS</b></span>!<br />
<b><br /></b>
<b>El castillo</b> es todo un tema. Sí, es la estructura del castillo de la región. Sí, tiene su jardín y su fosa y sus edificios administrativos adyacentes. <i>No, ya no es un castillo por dentro</i>.<br />
¿Cómo? Pues es un museo ahora. Precioso, con maquetas y réplicas y armas originales, pero ya por dentro no tiene ni las vigas de antaño. Más que adaptar el edificio a las exposiciones, rehicieron el interior y ahora son 6 pisos (si no recuerdo mal) muy modernos, incluyendo el mini mirador del último nivel. No hay decepción, sin embargo; la visita vale muchísimo la pena.<br />
<br />
El <b>parque Tokugawa</b> es un parque (<i>duh</i>) un poco más alejado hacia el este. Es pequeñito, pero la visita es brutalmente gratificante. Un lago enorme al centro con <i>koi </i>(carpas) y alrededor árboles, cascaditas, casas como para la ceremonia del té y caminos de piedra que invitan a perderse por todo el lugar. El día que fuimos pudimos presenciar de pura suerte una sesión de fotos de dos chicos que se iban a casar, el con su <i>hakama </i>y ella con su kimono blanco ceremonial. No se me ocurre otro lugar mejor dentro de Nagoya para hacer esta sesión tan romántica.<br />
<br />
Dejé <b>Tsurumai </b>casi al final por razones sentimentales. <span style="color: #cc0000;">Digamos, como que hicimos el famosísimo <i>hanami </i>ahí.</span><br />
El parque por sí solo, sin flores de cerezo, es completamente digno de visitarse en cualquier momento. Con lagos artificiales, fuentes y un kiosko central de piedra es ideal tanto para echar novio (si los japoneses lo hicieran) como para llevar a los hijos a jugar béisbol (que no futbol: es de reciente introducción) o echar una o tres caguamas. Oh sí, <b><span style="color: #cc0000;">en Japón se puede tomar en la calle</span></b>, sospecho que por que allá no hacer desfiguros es cosa de honor y no un delito castigable.<br />
Para el caso. Llegamos a Japón a mitades de marzo, lo que significaba que llegamos en tiempo perfecto para ver abrirse los capullos rosas que se convertirían en flores.<br />
<br />
Fuimos un grupo de cinco mexicanos cerca de las seis de la tarde. Hacía frío y mucho aire y todos llevábamos doble chamarra. Pero nada más nos bajamos del metro y nos asomamos al pobladísimo parque con ese mar fantástico de rosa en las copas de los árboles sentimos que no había más en el mundo. Ya con la baba caída nos fuimos metiendo al parque a ver chingomil nipones y extranjeros bebiendo alegre y respetuosamente... sentaditos en <i>seiza </i>(la forma de sentarse que relacionamos con Japón) sobre una lona azul con los zapatos a un lado del plástico. Mucha risa, mucho <b>MUCHO </b>alcohol y sobre todo mucha admiración por, quizá, su fiesta nacional más valorada. De verdad es sobrecogedor ver tantas flores abiertas en un espectáculo muy breve: las flores ya estaban cayendo y con el viento hacían un torbellino rosa que provoca ganas de llorar de la emoción. Me apropié de algunas flores a punto de caer, las puse a secar y mucho tiempo después hice cuatro separalibros con ellas.<br />
<b>Algo debería conservarse de esa belleza finita, aunque sea entre dos micas transparentes.</b><br />
<br />
Por último de la ciudad, una anécdota. <b>Nagoya eki</b> (o sea, la <b>estación de Nagoya</b>) es un gran Cetram de verdad: metro, autobús local, autobús foráneo, tren y sitio de taxis. Cuando nos acercamos a una taquilla a comprar un boleto de metro y no nos dimos a entender, los pobres encargados del localito <span style="color: #cc0000;">tuvieron que recurrir a lenguaje de señas </span>para decirnos <span style="color: #cc0000;">que ahí no era el metro, que era la estación de trenes</span>. Como de película absurda, cuatro mexicanos y dos japoneses "hablando" a señas para que, después de 10 minutos y con una fila de nipones desesperados atrás de nosotros, finalmente pudiéramos concertar en que las taquillas del metro estaban a una distancia equivalente al trasbordo de La Raza en la Ciudad de México. Hay que aprender de alguna manera, pero creo que este es un modo que no quiero volver a repetir.<br />
<br />
Desde luego, tenemos muchas más cosas de las cuales hablar acerca de la ciudad (los <i>malls </i>subterráneos, el puerto, la fantástica planta de incineración de basura, el Nagoya dome -estadio de béisbol-, el museo de Toyota, Nana chan...) pero esto no es una guía de turistas por más que quiera. Puedo escribir de lo que me acuerde si lo quieren pero esto, por ahora, creo que es bastante para darse una idea de la ciudad y su ambiente internacional pero no tanto. Sigue siendo Japón, pero de alguna manera creo que quisieron hacerla <b>TAN </b>moderna que casi se pierde en el proceso.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo: </b>Röyksopp - Eple</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-90817394027236406712016-03-07T18:49:00.001-06:002016-03-07T18:49:27.152-06:00La llegada a Japón<span style="color: #666666;">Sí, ya se que esto fue en 2013, pero ahora que tengo un poco de tiempo libre y que no quiero mentar más madres mejor me pongo a escribir.</span><br />
<span style="color: #666666;"><br /></span>
<span style="color: #666666;">Además, así como el <i>post </i>del <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2011/03/como-sacar-tu-pasaporte-en-el-df-drama.html" target="_blank">pasaporte en el DF</a> ha ayudado a mucha gente, espero que este sea al menos una guía para la gente que va a Japón y pase por los lugares que yo visité.</span><br />
<span style="color: #666666;"><br /></span>
<span style="color: #666666;">Empezamos pues.</span><br />
<br />
---<br />
<br />
El avión desde el D.F. salía a las 6:15 de la mañana. Naturalmente, hubo que llegar tres horas antes a la flamante Terminal 2 del aeropuerto. Para mi sorpresa, a las tres de la mañana ya había algunos compañeritos ahí -obviamente, dormidos. <b>TAN </b>perdidos, que estaban <span style="color: red;">acostados sobre maletas</span> y aún así roncaban.<br />
Dos maestras de las clases de japonés llegaron a despedirnos, con cara de muerto fresco pero toda la actitud para estar con sus alumnos. Lloraron con nosotros un poco de la emoción pero nos hicieron la madrugada muy amable, sobre todo a la gente que venía desde fuera de la Ciudad de México.<br />
<br />
A esas horas, sospecho que de los nervios, tenía mucha hambre y mi familia me invitó <b>La Última Cena</b> [<span style="color: #38761d;">antes de salir al otro lado del mundo</span>]: el Wings de la T2 nos adivinó el humor y tenía lo mismo mojitos que café caliente.<br />
<br />
Se acercaba la hora de salir a lo desconocido. Después de las validaciones de pases de abordar y el pesaje de las maletas, vino el momento cursi/complicado de despedirme de mi familia para no verlos en un año más que por computadora y a determinadas horas. No miento, hubo lagrimitas y abrazos muy apretados. Nos subimos a un avioncito de Aeroméxico que nos llevaría a Los Ángeles a hacer la conexión a Narita, uno de los dos aeropuertos de Tokio. Este viaje no tuvo nada de extravagante, <b>lo divertido vino al aterrizar</b>.<br />
<br />
LAX (Los Angeles Airport) es bastante grande y además estaba en remodelación, de modo que para poder llegar de donde bajamos (cerca de las 9 de la mañana) a donde teníamos que hacer el chequeo del siguiente pase <span style="color: red;"><b>caminamos por el estacionamiento</b></span>. Sí, por fuera del edificio. Ahí van no menos de 10 mexicanos ruidosos con tres o cuatro maletas cada uno admirando los edificios y echando mucha bulla.<br />
<br />
Llegamos al mostrador de JAL (Japan Airlines). Que sí, que la salida está programada a las 12:55, así que teníamos unas <b>tres horas y media muertas</b> para reflexionar acerca de nuestros planes en Japón. La panza gruñía y tomamos la decisión sencilla y barata: un McDonalds.<br />
<br />
Sospecho que nada más de ver una bola de gritones los empleados del <i>MacDo </i>se pusieron un poco a la defensiva, pero cuando enseñamos los billetes verdes se les bajó el <i>pH </i>y aunque tardaron, tuvimos nuestros McTrios en poco tiempo.<br />
<br />
Las 12. <span style="color: #38761d;">Y nadie hace nada</span>. Es decir, no nos llamaban para las aduanas o las bandas o cosas de esas. Averiguamos donde estaban las oficinas de JAL en el aeropuerto y resultó que <i>el vuelo venía retrasado</i>... y para como son los japoneses de especiales con la puntualidad estaban verdaderamente apenados; tanto, que pudimos hacer uso de la sala <i>lounge premier</i> de JAL por unas dos horas.<br />
<br />
<b>Dos horas en el paraíso</b>, básicamente. Chupamos y comimos fino (es decir, vino blanco, sake, sushi, jamón serrano...) <span style="color: red;">¡con wifi, tabletas y contactos!</span> Cuando nos vocearon como en la escuela ya algunos íbamos medio incróspidos pero con la emoción de finalmente cruzar el Pacífico no se nos notaba.<br />
<br />
Vuelo de doce horas. Con las nachas como aspirina, llegamos cerca de las 7 de la tarde del siguiente día a Narita. Cuales niños en juego de <i>Six Flags</i>, veíamos por las escotillas y hasta la pista era interesante. <b><span style="color: #38761d;">¡Ya estábamos en Japón!</span></b> Sueño cumplido de muchos, "<i>Me acaba de caer el veinte de lo que hice</i>" para otros, "<span style="color: red;">Ya no quiero</span>" de alguno más.<br />
<br />
Bajando del avión, tanto el voceo en un idioma que no era inglés o español como ver tanta gente de diferentes lugares del mundo era abrumador, pero traté de no perder la calma y concentrarme en que esto había querido por el suficiente tiempo como para acobardarme ahora.<br />
<br />
Fue gente de JICA (la agencia japonesa que nos hospedaría) a recogernos con un miniletrerito. Mandaron a dos japoneses a recoger a 10+ mexicanos. Imaginen el desmadre cuando salida de Dios sabe donde, la euforia hizo que volaran <b>los sombreros de palma</b>, <b>las banderas</b> y las risas nerviosas de todos al saber que a pesar de llevar casi 20 horas de viaje estábamos cada vez más cerca de nuestra casa por el siguiente año...<br />
<br />
...<span style="color: red;"><b>o no</b></span>. El último vuelo (de Narita a Chubu Centrair, el aeropuerto de Nagoya -la primera ciudad donde estaríamos viviendo-) estaba retrasado por un aterrizaje de emergencia, lo que hizo que el vuelo que despegara unas <span style="color: red;">dos horas más tarde</span>, algo como <b><span style="color: red;">10:30 de la noche</span></b>. Pero ya estábamos a hora y media del hogar. <b>Ya ya yaaa</b>.<br />
<br />
<i>Máaaas o menos</i>. El vuelo sin complicaciones, pero no contábamos con que como un aeropuerto decente, está MUY fuera de la ciudad; básicamente cruzamos unas cuatro ciudades en camión. Aún cuando afuera estaba estúpidamente oscuro y no entendíamos ni jota de los letreros, quienes no estabámos ya cuajados en el camión veíamos para el frío afuera con una curiosidad de verdadero niño en juguetería. Finalmente, <b>a la una de la mañana dos días después de dejar Mexicalpán</b>, estábamos llegando a las instalaciones de JICA Chubu.<br />
<br />
¿Fin? <b>Nel, son japoneses</b>. La costumbre del <i>omotenashi </i>(algo como hospitalidad <i>súper plus</i>) hizo que les diera por <b><span style="color: red;">ENSEÑARNOS TODAS LAS INSTALACIONES DEL LUGAR</span></b> (que no es poca cosa) a horas malsanas después de unas 18 horas en avión y una en camión. <i>Tres pisos y unos 30 minutos después</i>, bajamos todos de nuevo a la recepción por nuestras llaves y, ahora sí, a <i>crashear </i>hasta el día siguiente (<i><span style="color: #38761d;">o las siguientes cinco horas, que el desayuno se sirve a las 7 de la mañana</span></i>).<br />
<b><br /></b>
<b>Pero ya estábamos en Japón. <span style="color: #38761d;">De aquí a la eternidad</span></b>.<br />
<br />
---<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> The man from U.N.C.L.E. soundtrack - Escape from East Berlin</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-90758033401444105872015-12-16T00:17:00.001-06:002015-12-16T00:26:21.345-06:00Todo lo seLas primeras veces siempre son difíciles, sea lo que sea. A mí, por ejemplo, hacer entrevistas de trabajo me costó mucho <i>ídem </i>por que, como todo en mi vida, llegó de madrazo.<br />
<br />
Como en los <i>memes </i>que circulan en la red, "<span style="color: #cc0000;">será fácil</span>", decía mi jefe. "<span style="color: #cc0000;">Tu nada más invéntate un ejercicio de código y uno de base de datos para ponérselos al chico que vamos a entrevistar mañana que no sea tan básico</span>", decía mi jefe. "<b>Vamos</b>". "<span style="color: #cc0000;"><b>VAMOS</b></span>", decía mi jefe.<br />
<br />
La palabra me retumbaba un poco en la cabeza de regreso a la casa, debo confesar. Como sea, estaba lloviendo y al río de coches no se le veía fin, así que entre que me hacía pipí (<i>y no se si de nervios</i>), platicaba con amigos desde el celular y tenía frío le empecé a dar vueltas a dos ejercicios que mostraran, al mismo tiempo, que conoces el lenguaje, tienes lógica e imaginación, sabes algo de lo más nuevo en los <i>frameworks</i>, y capacidad de escuchar el problema completo sin que fuera algo verdaderamente manchado -el amigo a entrevistar debía tener nivel de <i>junior</i>.<br />
<br />
Al día siguiente estuve puntual. Un poco sudado de haber corrido para llegar con diez minutos de anticipación, pero todo en orden. Mi jefe no llegaba pero el entrevistado ya estaba ahí con su cara de nervioso tomando con fuerza el <i>folder </i>con su currículum... <b>yo mismo estaba así no hacía 15 días</b>.<br />
<br />
Pasé a la sala donde me había confrontado mi ahora jefe y traté de guardar la compostura lo más posible. Después de todo, ¿qué hacía yo ahí? ¿Yo, decidiendo quién quedaba y quién no? ¿<span style="color: #cc0000;">Basado en qué</span>? ¿Mis muchos años de estar en estos desmadres? ¿Acaso lo sabía todo, o debía de actual como tal?<br />
<br />
Estaba en <i>Babaria </i>cuando llega el jefe. Me saluda, deja su mochila y me pregunta que si estoy listo. Mi pancita decía que no, pero tuve que poner la cara que ponía mi mamá cuando las cosas se ponían color de hormiga y dije muy resoluto "<span style="color: #38761d;">sí, cuando quieras</span>".<br />
<br />
Todos hemos sufrido las entrevistas de trabajo. Algunas más que otras (<i>y algunos de nosotros más que otros de ustedes, también</i>). Pero estar del otro lado y saber que tienes que ver desde la actitud del cuerpo con las preguntas hasta la respuesta en sí sin parecer que estás juzgando teniendo <i>poker face</i> todo el tiempo es verdaderamente cansado. Y cruel, sobre todo cuando corriges los ejercicios y ves la cara de frustración y de "¡es verdad!" de la gente.<br />
<br />
Ya casi para terminar la entrevista entra el chico de Recursos Humanos con un <i>folder </i>y le hace señas a mi jefe, que sale. <span style="color: #cc0000;">Mis 1.62 de estatura dando explicaciones sesudas de por qué el <i>boxing </i>es necesario se estremecieron tantito</span>, pero seguí cual catedrático omnisciente hasta que mi jefe regresa y nos pone atención antes de hacer una pregunta del código y mandarnos a sentar. Ésta entrevista casi se acaba.<br />
<br />
¿"Ésta"? <b>Sí</b>: <span style="color: #cc0000;">el <i>folder </i>misterioso era de otro chico que había venido ese mismo día a hacer entrevista</span>. Así a la de sin susto.<br />
<br />
Total que se va uno y entra otro, como <i>escorts </i>de catálogo (me han contado). Mismo ritual: nos presentamos, pedimos el CV (que ya venía en el <i>folder</i>... <b><span style="color: #cc0000;">¿por qué hacerlo a uno imprimir doble?</span></b>), y empezamos con las preguntas de donde habías estudiado el <i>kinder </i>y como te ves de viejito sin dientes antes de pasar a los ejercicios; que como se quedaron en la <span style="color: #990000;">paredpizarrón </span>ahora la idea era que nos dijera el candidato B qué carajos quiso hacer el candidato A.<br />
<br />
¿Más entrevistados? <span style="color: #cc0000;">Cómo no, que no se note la pobreza</span>. <b><span style="color: #741b47;">CUATRO </span></b>entrevistas de una hora y pedacito, con cinco minutitos de chisme entre entrevistadores acerca de cómo vimos a quien se acaba de ir con cara de susto. No les haré el cuento (más) largo (aún), pero con todos pasó el mismo numerito de "¿cuándo saliste?" "¿cuáles son tus fortalezas?" "<span style="color: #38761d;">¿qué opinas del conflicto del Medio Oriente?</span>" y tal.<br />
<br />
Se acabaron los postulantes y viene lo divertido: quién es el rival más fuerte. Pero como fueron muchos, había que escoger a dos.<br />
Entró el mismo chico de RRHH de hace como 20 líneas y empezó a platicar con mi jefe de los tres jóvenes y el señor que acaban de ocupar nuestra mañana. Yo los oía y asentía como Japón me enseñó hasta que me preguntaron "<span style="color: #cc0000;">¿y tu qué opinas?</span>". Di mi opinión de A, de B, de D y mejor omitimos a C que a nadie nos cayó bien.<br />
<br />
"<b>Ok. ¿Y con quién te quedas?</b>" <b><span style="color: #cc0000;">Reflector sobre Toño.</span></b><br />
<br />
No se si puse cara de horror, pero sí sentí el impulso de aventarme por la ventana. Yo tenía que decidir que en el equipo de trabajo al menos uno de ellos se quedara y los demás no. Creo que ya no juego a esto, <b>¡me quiero salir!</b><br />
<br />
Miradas de hambre y cansancio de los dos enfrente de mí.<br />
<br />
-"<span style="color: #38761d;">Eh... este... bueno... pues creo que ~ lo hizo muy bien en ~. Si tuviera que elegir </span><span style="color: #666666;">[que no quiero >.<]</span><span style="color: #38761d;"> me quedaría con él</span>".<br />
><span style="color: #741b47;">"Ya estás, y yo con ~ por que ~"</span><br />
*<span style="color: #b45f06;">"Si, a mí también se me hicieron los mejorcitos. Entonces les marco a ellos y luego a los otros dos para decirles que no se quedaron" </span><br />
...<b><span style="color: #cc0000;">DE LA MANERA MÁS FRESCA</span></b>. Lo que hace la costumbre, carajo.<br />
<br />
Tres de la tarde, gente. Estamos desde las diez de la mañana haciendo preguntas y yo desde las 7 sin comer. Y no teníamos a la mano ni unas galletitas, carajo.<br />
<br />
Pues ya que estamos vestidos y con zapatos, <i>¿por qué no esperamos a la jefa de Recursos Humanos y nos vamos todos a comer?</i><br />
<br />
A veces se nos olvida que la gente con la que trabajamos son humanos, como con los maestros. Van al cine, tienen hambre, tienen problemas, tienen planes, dicen groserías... y todo eso fue la definición de la plática en la comida con mi jefe y el equipo de Recursos Humanos.<br />
Me enteré, por qué no, antes que nadie de la hora y lugar de la cena de fin de año y los bretes para conseguir el espacio. Que se iban a ir a un concierto la jefa y el jefe junto con otra chica de la oficina. <span style="color: #cc0000;">Que las clases de idioma no le entran a Perenganita pero ni por favor</span>.<br />
<br />
<b>A mí todo me llega de madrazo, les digo.</b><br />
<br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo</b>: Soul hunter - Friends</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-22081122323136985712015-10-19T17:16:00.001-05:002015-10-19T17:16:37.769-05:00De como Ghibli le deja enseñanzas a unoCreo que soy el único por aquí que no había visto "<i>Kiki's delivery service</i>" hasta ahora. No me peguen, solo no se había podido.<br />
Pero las cosas pasan cuando tienen que pasar, no antes ni después. Y así sucedió con Kiki.<br />
<br />
En el muy remoto caso de que alguien más no la haya visto, independientemente de recomendarla mucho (es de las películas más fáciles de ver de Estudio Ghibli y es terriblemente divertida) solo diré que me vi proyectado clarito cuando una (en gran parte) desconocida, Úrsula, le da un discurso acerca de encontrar las motivaciones que le faltaban a Kiki y como el secreto radica en encontrarlo dentro de uno mismo y no por fuera y básicamente en no dejarse vencer. El final de la película lo sumariza todo y no puedo negar que se me salió alguna lágrima por ahí.<br />
<br />
Quien tuvo la mala fortuna de platicar conmigo las dos semanas anteriores sabrá que era un huracán de malas vibras y, fiel a mi costumbre, no me lo quedaba para mí. Todo salió de la peor forma posible.<br />
<br />
Pero justo después de ver a Kiki darse de topes en la misma pared que yo y salir con mucho menos apoyo externo que yo pero con más fuerza de voluntad sí me hizo pensar que el enfoque que había tenido estuvo mal desde... bueno, quizá desde que regresé de Japón.<br />
<br />
Aparentemente el efecto fue inmediato. Voy cada vez mejor de la infección terrible del estómago que me está acosando, tengo más propuestas de trabajo y, al final, tengo la mente clara acerca de qué quiero y como quiero llegar ahí.<br />
<br />
<b><span style="color: #990000;">Propósito</span></b>, que le dicen.<br />
<br />
Acuérdense que el Universo toma nota de todo lo que hacemos y pensamos. La energía que le mandamos se nos regresa... en nosotros está la calidad de la energía que tenemos.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Tunacola - Sol</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-28275108220540973972015-08-04T23:21:00.001-05:002015-08-09T18:28:56.909-05:00LibélulasHace algún tiempo estuve en un grupo de danza con el que tuve la suerte de conocer Corea del sur debido a un concurso internacional acompañado de una pequeña gira por varias ciudades.<br />
<br />
La ciudad sede del concurso, Cheonan, está llena de jardines y parques y la mayor parte de las actividades se harían al aire libre para aprovechar los foros amplios. La gira ya fue reseñada ampliamente en Twitter con correspondencia en Facebook y <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2014/03/cheonan-2011-corea-atacada-por-28.html" target="_blank">en este su blog</a> suyo de ustedes. Pero lo que viene a continuación no lo había puesto hasta hoy.<br />
<br />
En el segundo día que llegamos a esa bonita ciudad nos llevaron a reconocer el espacio donde serían las presentaciones finales, claro, en medio del parque más grande del lugar, Samgori. Entre mediciones de entradas y salidas, <i>selfies </i>y fotos de las flores salió de atrás de una fuente una libélula de escamas tornasol. Cuando una amiga la señaló, el director se limitó a decir "<span style="color: #990000;">Son de la suerte. No se les vaya a ocurrir molestarla, déjenla volar</span>" y como si nos estuviera oyendo <b>se alejó rápido del grupo de 20 extranjeros</b>.<br />
<br />
Lo que no nos dijo el director es que aparentemente cuando se alejan también se llevan la bendita suerte que se supone que tienen. Todo lo bien que nos habían salido las funciones de gala de las dos semanas pasadas nos falló en los días del propio concurso: se olvidaron entradas y salidas, se olvidó (o cayó) utilería y <b><span style="color: #990000;">hasta dos de los bailarines fueron a parar al hospital</span></b>.<br />
<br />
Sin embargo, y seguramente debido a lo bien que lo hicimos en las otras funciones, pudimos quedar entre los diez países finalistas, y aunque eran buenas noticias el ánimo estaba por los suelos. Con tantas fatalidades y a pesar de las porras que nos echaban algunos de los voluntarios, un día antes de la ronda final todo lo que queríamos era terminar y salir de ahí. Teníamos dos semanas de descanso en Seúl al día siguiente de terminar la competencia y de ahí solo quedaba regresar a casa.<br />
<br />
Como fuera, llegó el último día completo de nuestra visita a Cheonan. Al día siguiente tendríamos los videos para regodearnos en nuestro dolor. Por ahora, a esperar nuestro turno, el sexto según había salido en el sorteo, y la pesadilla habría pasado.<br />
<br />
Pasaban país tras país. Acabando las presentaciones se oían aplausos, cada vez más entusiastas, y detrás del escenario la tensión crecía hasta que al fin le tocó el turno a México. En uno de los momentos de cambios rápidos (<span style="color: #274e13;"><i>donde por cierto le di espectáculo </i>premier <i>a las chicas de un país de medio oriente, que no sabían si taparme o taparse los ojos</i></span>) pasó lo extraordinario: de entre el vestuario que había dejado en una banca detrás del escenario salió la misma libélula de cuatro días antes y extrañamente nos quedamos viendo por unos segundos. El brillo sostenido de sus escamas era hipnotizante.<br />
<br />
Solo hasta que oí mi nombre en la angustiada voz de un compañero reaccioné y jalé con ganas de la camisa donde estaba parada la libélula, que tuvo que salir volando a la fuerza una vez que hubo regresado la suerte que se llevó.<br />
<br />
Esa función, la última de México, fue prácticamente perfecta: coreografía precisa, vestuario completo, manos seguras para la utilería, el ánimo al tope de todos los mexicanos arriba del escenario y el poderoso aplauso de 2,000 personas que reconocían nuestro trabajo. Al fondo, en la cabina de audio, se veía la pequeña figura del director con una mano secándose las lágrimas y nuestro guía, Sun, brincando de emoción. Para cuando nos alcanzó detrás del escenario no nada más ellos dos, si no todos nosotros con la adrenalina al tope por haber hecho, en el último jalón, un gran trabajo.<br />
<br />
El daño, desafortunadamente, ya estaba hecho y si bien no logramos el primer lugar quedamos en un decoroso quinto sitio, junto con el reconocimiento del alcalde de la ciudad y de compañías profesionales de danza además de invitaciones a varios festivales por los siguientes dos años.<br />
<br />
En un giro raro del destino lo que pintaba para ser una historia triste se convirtió en fiesta esa noche y más celebración regresando a nuestro país. La vida me llevó por otros rumbos y tuve que salirme de esa compañía, pero entiendo que aún ahora debido a ese raro empuje de suerte ellos se van una vez al año de gira por el mundo.<br />
<br />
Y yo, cada que me encuentro con una libélula me detengo a verla y decir "<i>gracias</i>" por lo bajito aunque parezca loco.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Megaman X - Spark Mandrill</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-50068833678103395202015-08-02T21:39:00.003-05:002015-08-02T21:39:28.609-05:00¿Más vale solo?El lunes de hace dos semanas me diagnosticaron en la oficina con rinofaringitis alérgica, que para como me sentía yo pensé que era un eufemismo de "<b>te quedan dos semanas de vida</b>". Tanto así, que el día siguiente no fui a trabajar y básicamente fui un mueble <i>consumekleenex </i>de mi casa. Ese mismo martes mi familia me suelta la noticia de que como a mi hermano le dieron vacaciones en el trabajo se iban a ir tres días fuera empezando... <span style="color: #cc0000;">el miércoles</span>. Si yo hubiera tenido 10 años y 400 antibióticos menos el viernes hubieran encontrado mi casa peor que la del proyecto X.<br />
<br />
Pero no. Entre la temperatura y mi sentido de la responsabilidad hice mi rutina tal como todos los días: pararme 5:30 a.m. y regresar cerca de las 8 p.m. a dar de cenar, cenar yo, lavar los tres pinchurrientos trastes que usé, preparar mis cosas del otro día y <strike>llorar en mi cama</strike> quedarme dormido viendo una película. Sin embargo, debo reconocer que tres días de vivir solo me recordaron que del otro lado del mundo actué el papel y me salió bastante bien. Exceptuando la parte donde hay que cocinar, me gusta mucho esto de llegar a casa y no encontrarte a nadie.<br />
<br />
Debería salirme del departamento donde estamos ahora (que ya más que departamento de familia parece dormitorio de estudiantes), yo lo se, pero la cosa es que aún con peleas y <b>GRANDES </b>diferencias de opinión quiero mucho a mi familia y fue de lo que más me costó dejar cuando me fui a Japón. Ser responsable de las cosas que haces, compras, usas o comes es divertido aunque parezca pesado, pero también está padre llegar cansado después de un día pesado y tener con quien platicar cosas que a otras personas no tendrías la confianza de contar.<br />
<br />
Como sea, pasaron los tres días sin novedad en el frente y justo <i>JUSTO </i>cuando decidí portarme "mal" (intenté visitar lugares <i>non santos</i> que, por fortuna, estaban cerrados) acabé regresando empapado, tarde y enojado. Sin embargo, al entrar a la casa y oir la televisión prendida tuve una sensación rara entre "Están invadiendo mi espacio" y "¡Qué bueno! ya regresaron".<br />
<br />
De ahí para acá he escuchado la misma historia del viaje (<span style="color: #cc0000;">con escenas editadas y material nunca antes visto</span>) contada como 15 veces y aunque es tedioso los tengo de regreso y me da gusto que estén acá. Se oye un poco de vida en la casa.<br />
<br />
Ya saben todos que me fui a Guadalajara con miras a quedarme allá y acabé regresando, pero al final teníamos mi hermano y yo algunas pláticas por Skype o Facetime y hablaba con mi papá por teléfono seguido, que es como lo mismo pero más barato. El día que de verdad me vaya y no vuelva no se que vaya a pasar. De mis amigos tengo experiencias mezcladas,a ver qué pasa con la mía.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo: </b>Disparaste a matar - Paulino Monroy</span><br />
<br />Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-10722271096854719142015-07-08T22:23:00.001-05:002015-07-08T22:23:48.827-05:00PostalesSi usted no lo sabe, en 2011 tuve la fantástica oportunidad de viajar a Corea del sur para participar en una competencia internacional de danzas folklóricas. Fue un viaje un poco accidentado pero muy divertido <a href="http://por-eso.blogspot.mx/2014/03/cheonan-2011-corea-atacada-por-28.html" target="_blank">que ya fue narrado por aquí</a>.<br />
<br />
Corea me dejó muchas cosas, pero lo más valioso que obtuve de estar allá fueron amigos desperdigados por el globo.<br />
<br />
No muchos (nunca se me dio ser súper amiguero) pero los que tengo son grandes personas con las que comparto, primeramente, el gusto por bailar. La plática (un poco rota por las horas raras en las que podemos estar en contacto) ha demostrado que tenemos más cosas en común.<br />
<br />
Especialmente con uno la comunicación es de lo más curiosa: <b>me mando postales con el</b>.<br />
<br />
Sí, <b><span style="color: #990000;">postales</span></b>. <span style="color: #38761d;">Cuadritos de cartón con imágenes y un parrafito escrito a mano por atrás</span>.<br />
<br />
En estos tiempos modernos de comunicación instantánea parece una locura usar un medio que tarda a veces hasta dos meses en llegar, pero tiene un encanto especial escoger una postal, elegir lo que vas a escribir a manita (<i>ya que no cabe todo lo que quisiera uno decir</i>), tomarse el tiempo de ir a la oficina, comprar un timbre y repetir cada tanto el ritual de señalar en el mapa la ubicación y responder "<b>sí, hasta allá</b>", pegar la estampita, meter la misiva en el buzón y esperar a que llegue. Quiero pensar que de su parte pasa más o menos lo mismo y me da emoción saber que lo que recibo fue seleccionado casi como un regalo.<br />
<br />
Mientras estuve en Japón mandé tres postales que fueron recibidas con mucha alegría, o eso quiero pensar. Y sí, al amigo con el que me carteo (<i>curioso verbo</i>) también le mandé su postal de Kioto.<br />
<br />
La sensación de recibir una postal, a estas alturas, es rara. Es como un regalo recurrente: si no reviso yo el buzón y la veo, mi papá lo hace y la deja en la mesa, esperando a que llegue y yo ponga cara como de que acabaran de llegar los Reyes Magos o algo así. La leo, reviso la ilustración, me planteo seriamente ir a conocer ese lugar en algún momento de la vida y la guardo en el cajón de los regalos especiales. Acto seguido empiezo a pensar en qué postal le voy a enviar que diga algo de mi país o mi ciudad.<br />
<br />
Con otro amigo (con quien también me escribo por Facebook) acabo de empezar a hacerlo igual. Sospecho que me va a dar mucha risa decirle a la vieja mal encarada de Sepomex "<span style="color: #990000;">no, ahora no es acá; es aquí</span>" alternando cada dos meses.<br />
<br />
<span style="color: #990000;"><b>Placeres pequeños y anacrónicos de la vida, pues.</b></span><br />
<span style="color: #990000;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000;"><b>---</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo: </b>a la gata roncar.</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-62484821908794091852015-06-25T22:36:00.000-05:002015-06-25T22:36:06.955-05:0030 cosas (muy inútiles) que (no) necesitaban saber de mí.<span style="color: #666666;">Ya que nadie se dignó invitarme a la bonita moda de las 10 cosas de mí repartidas en tres tandas (<i>putos ¬¬</i>), me autoinvito, como Maléfica.</span><br />
<span style="color: #666666;"><b>ACLARO</b>, antes de que digan "ay qué hueva con tu <i>post</i>", si se aburren se vale cerrar la pestaña. No me enojo.</span><br />
<br />
--<br />
<br />
1. Siempre siempre <b>SIEMPRE </b>quise tener un segundo nombre, y normalmente la gente que no me conoce supone que me llamo <i>José Antonio</i>. <span style="color: #990000;">Casi </span>le atinan, pero mi papá no quiso por que cuando era niño tenía un vecino que se llamaba así y era re puto... <i>oh wait</i>.<br />
<br />
2. Hablando del tema, tuve solo dos novias antes de ver al novio de mi mejor amiga de la secundaria bastante guapo y decidir que ese bien podría ser mi camino (el señorito era capitán del equipo de fútbol y aunque a la distancia no es atractivo tenía las piernas del millón, así quién no).<br />
<br />
3. Si ahora me enferma ver faltas de ortografía en publicaciones, especialmente de amigos o conocidos, antes lloraba cuando las veía. Bueno no llorar, pero si <span style="color: #990000;">gritaba</span>.<br />
<br />
4. Me gusta más el acento británico que el americano en el inglés.<br />
<br />
5. De igual manera el humor, y sospecho que por eso me aburrí como vil ostra las dos semanas que duré en Estados Unidos.<br />
<br />
6. No me se estar quieto, y no tiene que ver necesariamente con estar en movimiento. Aún sentadito viendo una película estoy pensando en la escena, la música, el diálogo, la iluminación, eso estaría padre si uno lo pudiera hacer en la vida real, lo que tengo que hacer mañana, como se llamaba esa canción que escuché en la mañana y probablemente planeando la hora de dormir. Quiero ver el primer valiente que me logre hacer que ponga la "mente en blanco".<br />
<br />
7. Tengo un caso ligero de claustrofobia. Por supuesto, fue una completa pesadilla cuando me tuvieron que meter en una máquina para tomografías. <b><span style="color: #990000;">Dos veces</span></b>. En una casi me salgo a la mitad.<br />
<br />
8. Hablando de trastornos nerviosos, también soy un poco hiperactivo (muerdo todo lo que sea mordible) y me da por organizar las cosas, aún las ajenas (creo que eso es T.O.C.). Ya me ha causado problemas, claro.<br />
<br />
9. A partir de que mi mamá murió, para estar más cerca de mi papá me empecé a interesar en el futbol y ahora puedo decir que me gusta verlo pero no soy exactamente <i>fan</i>.<br />
<br />
10. Me da la más grande de las flojeras bailar Jalisco o Veracruz académico/Sotavento.<br />
<br />
--<br />
<br />
11. Tengo una obsesión con encontrar gente zurda. Obsesión, no pendejadas: voy por la vida viendo la mano que más mueven las personas.<br />
<br />
12. Casi no lloro; bostezo en su lugar.<br />
<br />
13. Empiezo una cosa y la dejo a la mitad para seguir otra. <i>Este era el punto 6, por ejemplo</i>.<br />
<br />
14. Me gusta aprenderme los nombres completos de la gente a mi alrededor, y salvo raras excepciones le digo a la gente por su nombre o hipocorístico (el "nombre cortito", pues) y no por su apodo, o su apellido.<br />
<br />
15. Asocio números con colores. Y van cambiando.<br />
<br />
16. Los idiomas "raros" (coreano, hebreo, hindú, rumano) me llaman la atención. Los comunes (francés, italiano,<i> and the like</i>) me dan una flojera INMENSA.<br />
<br />
17. Si algo no me gusta acerca de mí es verme en video. En foto no tengo problema.<br />
<br />
18. Tiendo a asociarme con gente sumamente extrovertida para que no se note que yo no lo soy.<br />
<br />
19. <span style="color: #990000;">Tuve pesadillas la noche del día que vi por primera vez un <i>fatality </i>de Mortal Kombat </span>(el de Sub-zero, para ser exactos).<br />
<br />
20. Mi primer beso sí fue de película: fue en el cine del W.T.C. cinco minutos antes de empezar "Mi vecino el asesino" ("<i>The whole nine yards</i>") con Bruce Willis... zurdo, claro.<br />
<br />
--<br />
<br />
21. No es jalada: después de regresar de Japón yo sí pienso en tres idiomas. Aunque lo haga mal.<br />
<br />
22. <span style="color: #990000;">Pero eso no significa que pueda hablarlos con fluidez</span>. <b><span style="color: #990000;">Ni el español</span></b>. Pienso más rápido de lo que lo puedo poner en palabras y -en una analogía burda- ese tren se descarrila de tanto aumentarle y quitarle vagones antes de que llegue a la estación.<br />
<br />
23. Tengo cuatro enfermedades crónicas perfectamente identificadas. A tres las tengo al margen, una me sigue ganando la batalla.<br />
<br />
24. Tengo el peor <i>timing </i>del mundo para hablar por lo bajo. Pero así malo con ganas.<br />
<br />
25. (<span style="color: #38761d;">Vea el punto 13</span>, por favor) Que no llore seguido no significa que en algunos momentos no especialmente sensibles se me salga alguna lagrimita.<br />
<br />
26. Me apasiona saber el origen/etimología de las palabras.<br />
<br />
27. Algo que siempre he querido hacer (pero se que jamás podré) es doblaje.<br />
<br />
28. Empecé a usar lentes en la universidad, después de rogar por un examen de la vista al mes de dolor de cabeza imparable cuando leía.<br />
<br />
29. Los tres segundos al año que verdaderamente no hago nada estoy en modo automático. Así, floto por la vida. Toño necesita una cantidad <b>no tan moderada</b> de estrés para funcionar.<br />
<br />
30. Soy la peor persona para autoestudiar que se puedan encontrar.<br />
<br />
--<br />
Y pues ya, no prometo escribir más seguido pero se hará lo posible.<br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Astrud con el col·lectiu Brossa - Hay un hombre en España</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-47513129096014799982015-06-25T20:38:00.000-05:002015-06-25T20:38:50.112-05:00MiedoHablando con un ex novio salió el tema de que tengo un poco de miedo de lo que viene para mí en la vida. El chaparrito me responde esto: "<i>¿Te digo algo? se me hace raro oirte decir 'me da miedo'; tengo la idea que eres de esas personas que no tiene miedo</i>."<br />
<br />
No voy a mentir, es una fama que me he ganado a pulso. Otro amigo me ha descrito incluso como "<b>insensible</b>"... si bien la realidad es bastante diferente.<br />
<br />
En algún temblor en la secundaria en el que ayudé a evacuar, la maestra de la clase donde nos agarró (el temblor) lo describió a la perfección: "<i>uno tiene que ser fuerte y reaccionar, aunque se esté haciendo pipí de los nervios</i>".<br />
<br />
Incluso en lo que más me gusta hacer, que es bailar en un escenario, soy el primero en calmar a la gente que va a bailar conmigo <span style="color: #990000;">aunque yo le esté rezando a Yisuscráist, Vishnú y Buda juntos</span> y ya estando arriba vea a un punto no fijo directamente enfrente de mí (<b>gracias, técnicas teatrales</b>) por que cuando veo a alguien especial en el público me equivoco, como ya ha pasado varias veces.<br />
<br />
Especialmente tengo problemas cuando hablo enfrente de mucha gente. Por cuestiones de trabajo me ha tocado ser intérprete arriba de un escenario y la parte más difícil no es escuchar (o hablarle) a quien debo ofrecer el servicio, si no hacerlo enfrente de 500+ personas que quieren saber qué dijo su ídolo o quieren que lo que ellos sienten por el/ella sea transmitido con fidelidad.<br />
<br />
<b>Pero no nada más se trata de presentaciones en público</b>; cualquier cambio en mi vida (como dije en la primera línea de este proyectado post) me aterra durísimo, empezando en cambios de escuela pasando por mudanzas <b><span style="color: #990000;">DENTRO DE LA MISMA COLONIA</span></b>, un nuevo trabajo, un cambio de hábitos o que me diagnostiquen alguna enfermedad que yo no haya tenido contemplada.<br />
<br />
Por eso siempre trato de tener el control de todo, para que lo que sea que venga ya no me agarre por sorpresa. Claramente he fallado en mi intento de dominaci<b>Digo</b>, de controlar todas las variables a mi alrededor, y aunque ya me he relajado bastante, aun hoy puedo decir que el futuro incierto y yo no somos amigos. <span style="color: #990000;">Ni nos saludamos, pues</span>.<br />
<br />
Sin embargo, cuando todo pasa (o todo ha caído estrepitosamente) me procuro un lugar y un momento solo -donde no me vea nadie conocido, al menos- y lloro, al menos una vez por mes, como Shakira. Creo que solo me he derrumbado bien enfrente de tres personas y no es algo de lo que me encante hablar.<br />
<br />
<b>Hablando se entiende la gente</b>, dice el dicho, pero para mí no vale eso. De modo que la próxima vez que me vean, un abrazo tronador (o un besote <i>ídem</i>, dependiendo de quien sea) se agradecerán bastante. En mi caso necesito cosas un poco más concretas todo el tiempo.<br />
<br />
<span style="color: #990000;"><b>En serio, todo el tiempo tengo miedo y necesito un abrazo.</b></span> Aunque los haga a un lado (salvo que no me dejen respirar o algo así).<br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Guardians of the Galaxy (es muy divertido ver a Batista hablar como todo un caballero en inglés)</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-2734736539902600922015-03-07T11:14:00.000-06:002015-03-07T11:14:45.427-06:00Peligro: no se acerqueHay días en los que nada sale. Pero el lunes esto rayó en el exceso.<br />
<br />
Todo pintaba para ser un buen día, iba a ir por el finiquito de hace dos trabajos y regresaría al que tengo actualmente. Nada muy fuera de la rutina pero con el agregado del dinero las cosas siempre se ven más bonitas.<br />
<br />
Iba tarde para llegar puntual a las 9 de la mañana a donde recogería mi cheque, así que aventé mi comida al morral y corrí para alcanzar el pesero. <span style="color: #38761d;">Aquí es donde la diversión comienza</span>.<br />
<br />
Quiero poner mi último descubrimiento musical en el celular y no lo encuentro. "<span style="color: #38761d;">Bueno, pongamos a ~</span>". No está. "<span style="color: #38761d;">Mmm... entonces Hikaru</span>". <b>Tampoco</b>. Pongo algo (lo que fuera) y me doy cuenta que mi celular tenía <span style="color: #990000;">nada más 165 canciones</span>. <i>Casualmente, solo las que he comprado a través del teléfono</i>. Las otras <b>dos mil</b>, desaparecidas. Claro, no me iba a regresar a ponerle algo más, así que hice puchero y seguí corriendo.<br />
<br />
No estoy seguro de haber dejado al DF con tanta gente o tanto tráfico cuando me fui a Guadalajara, pero desde hace dos semanas parece que regalan algo en la calle. El lunes no fue la excepción y obvio, tanto la calle como el metro estaban a reventar.<br />
<br />
Llegué al metro 40 minutos antes de las 9, y me faltaba atravesar la ciudad. No me iba a esperar al siguiente tren, de modo que me aventé cual Niño héroe hacia adentro del vagón. Caí en blandito y luego no: <b>una panza amortiguó la empujadera y un codo frenó mi avance</b>.<br />
<br />
Al final de este no tan breve pero accidentado recorrido en metro llegué a esa oficina cerca de la 9:30, la hora a la que estoy llegando a donde estoy trabajando ahorita. Todavía esperé por mi cheque y fui a depositarlo. Terminando el movimiento, nomás por pura curiosidad, revisé mi saldo en el cajero y... <span style="color: #990000;">no había mucha diferencia de como estaba hace veinte minutos</span>. Espantado, molesto y nervioso por llegar súper tarde a mi oficina volví a hacer fila para mentarle la madre al cajero por no depositar mi cheque completo. El cajero (<i>que se ve que ya tenía callo en estos desmadres</i>) me explica muy calmado que no, <span style="color: #990000;">el cheque está completo ahí pero que "<b>por seguridad</b>" en el cajero sólo se muestra cierta cantidad</span>. Un coraje y 20 minutos después salí de la sucursal para volverme a enfrentar al metro de camino a mi trabajo actual.<br />
<br />
Dentro del metro, yo luchaba por mi vida cuando una doña sacó su bolsa de entre la masa de gente con tal fuerza <span style="color: #38761d;">que me pegó a mí en la barbilla y con el rebote le pegué a alguien atrás de mí en la cabeza</span>. Este día, definitivamente, la traía contra mí.<br />
<br />
Bueno, salí del metro (<span style="color: #990000;">¡A Dios gracias!</span>) y me enfilé a mi trabajo.<br />
Para estas alturas hasta mi maestro de Japón sabe que la oficina donde estoy no me gusta, pero sobre todo no me gusta que mi jefa cuestione <b>TODAS</b> las decisiones que tomo con mi chamba, máxime que con los demás es bastante alivianada.<br />
<br />
Con todo y que avisé que iba a llegar tarde, la mujer me vio con ojos de infinito desprecio que verdaderamente me costó trabajo pasar por alto. El horno no estaba para bollos en ese momento.<br />
Pero cual si fuera a propósito, me llama <span style="color: #990000;">¡para regañarme!</span> <span style="color: #990000;"><b>¡y por cosas que ella me indicó que hiciera!</b></span><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">-Toño, es la tercera vez que te digo que no hagas esto así</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Pero así me pediste que lo hiciera.</span><br />
<span style="color: #741b47;">-¿Yo? ¿Cuando?</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Cuando te pregunté cómo guardar estos archivos de aquí y me dijiste que con estos de acá.</span><br />
<span style="color: #741b47;">-...</span><br />
<span style="color: #38761d;">> :) ?</span><br />
<span style="color: #741b47;">-...<b>pues seguramente te confundiste</b>. Para esos hay una tarea especial.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>¿Ah si? ¿Cual?</span><br />
<span style="color: #741b47;">-Pues la... la... laaaaaa...</span><br />
<span style="color: #38761d;">> :) ?</span><br />
<span style="color: #741b47;">-...ah. No hay. <b>Pero tu debiste haberme dicho que no tenías una tarea especial</b>.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Te lo pregunté. ¿Te acuerdas? [<i>Además es tu trabajo, pinche vieja</i>]</span><br />
<span style="color: #741b47;">-Uh. Pues la hago ahora. Además hay otra cosa. Acuérdate de no ligar llamadas desde aquí hasta acá, hay una capa en medio.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Sí, X ya me había dicho y está solucionado desde la semana pasada.</span><br />
<span style="color: #741b47;">-Pues siguen apareciendo.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>¿En serio? ¿Donde?</span><br />
[busca en el código]<br />
<span style="color: #38761d;">> :) ?</span><br />
<span style="color: #741b47;">-... eh, no hay. <b>Pero tienes que tener cuidado con esas cosas</b>.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Sí, no te apures. ¡Muchas gracias!</span><br />
<br />
<span style="color: #990000;">Toño 3, jefa 0</span>. Algo de luz iluminaba mi día.<br />
<br />
<b><span style="color: #990000;">O no</span></b>. Quiero comprar un disco desde la <i>iTunes store</i> para variarle al pop español que me acompañó desde las 7:30 de la mañana y me dice que no tengo saldo suficiente. El depósito que hice desde la semana pasada no aparece en mi cuenta. Hay que hablar al banco para hacer la aclaración.<br />
<br />
Llega la hora de la comida y voy a comer al minicomedor que tienen ahí. Todo ocupado por las chicas que trabajan con el cliente en pleno chisme, así que no me iba a quedar ahí, pero pude calentar mi sopita para irme a comer a mi lugar -algo que ya me habían dicho que no hiciera pero tampoco quería estar ahí en medio de la plática. Llego con mi sopa a mi lugar y la jefa sigue ahí. Obvio, viene el regaño.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">-Te sugiero que no comas acá, ya nos han regañado por el olor a comida.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Yo se, pero está todo el cliente en el comedor, no estaría padre comer allá.</span><br />
<br />
Por fortuna, en ese momento las chicas sueltan una carcajada que hasta espantó a las palomas del árbol de afuera.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">-<b>Pues igual no puedes comer aquí</b>.</span><br />
<br />
<span style="color: #990000;">No soy de aquí ni soy de allá</span>, como en la canción. Mi única solución, para no morir de hambre, era tragarme la sopa como pollito y salir a comerme el atún a la fuente que está cerca (así, además, podría hablar para la aclaración). Pues como lo digo, me tragué la sopa, saqué los datos para la aclaración y cuando voy a sacar el atún <i>siento el morral mojado</i>. Nomás meto la mano y <span style="color: #990000;">siento el <i>tupper</i> empapado</span> además de un olor que de salir del <i>tupper</i> estaría bien padre, pero de la tela no.<br />
<br />
<b><span style="color: #990000;">La tapita estaba mal puesta</span></b> y llevaba así desde las 7:30 a.m. Otro frustrante caso de "<i>no puedo hacer nada</i>" para el día. Como fuera, el morral se lavaría en la noche pero me preocupaba mucho que mi dinero desapareciera.<br />
<br />
<span style="color: #990000;">Así fue como mi alma Godínez se llenó de orgullo cuando salí con el <i>tupper</i> de la comida a comer en la fuente de Circuito Ámsterdam mientras hablaba al banco entre bocado y bocado</span>. Mi foto podría haber salido en la extinta Orgullo Godínez, pues.<br />
<br />
Como fuera, estaba comiendo rodeado de condeseros y oficinistas intentando no manchar el papelito de los datos de mi cuenta para hablar al banco. Cuando por fin me pude comunicar, el menú automático me pide una contraseña <i>que no me acordaba que necesitaba</i>. Pensé que la de siempre funcionaría pero como Pedro, tres veces me negó (aunque ahora fue nomás el acceso). Después del tercer intento, <b>banco al fin</b>, <b><span style="color: #990000;">mi tarjeta se bloquea</span></b> y no podría hacer nada hasta el día siguiente -tiempo suficiente para acordarme del bendito <i>password</i> o suplicar en una sucursal, lo que pasara primero.<br />
Este día lleno de frustraciones y mala pata verdaderamente no podría ir a peor.<br />
<br />
<b><span style="color: #990000;">¿No?</span></b> Masticando un popote (que es lo que hago para controlar la ansiedad o controlar el impulso de mentar madres) siento un <i>crac</i> en la boca seguido de algo demasiado duro. Sí amiguitos, como me había pasado años antes, <span style="color: #990000;"><b>me rompí un pedazo de diente por hacer algo contra el impulso de estallar en ira</b></span>. Ya, definitivamente, o saliendo me atropella el metrobús o la mala suerte de mi día terminaría ahí mismo.<br />
<br />
Por suerte alguien allá arriba se apiadó de mí y, aunque tarde, llegué sano y salvo a mi casa a <i>trabajar,</i> pelearme con <i>iTunes</i> y tratar de ubicar y volver a meter las canciones que se perdieron en ese aciago día.<br />
<br />
Soy fiel creyente en que no hay mal que por bien no venga, así que sigo esperando ganarme la lotería. Pero mientras, con las muchas chambas que tengo (y los amigos que me aguantan) estoy bien.<br />
<br />
<b>Hasta que en serio no me explote una bomba o el siguiente temblor nos mate a todos.</b><br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo</b>: No confíes en mí - Camilo séptimo.</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-69050469520342324232014-12-26T21:29:00.000-06:002014-12-26T21:29:27.860-06:00Los tres días más espantosos del añoEste año estuvo como para borrarlo de los anales de la historia. Pero justo ahora que se está terminando se puso peor de lo que yo mismo hubiera pensado.<br />
<br />
Empecemos por el principio...<br />
<br />
<b><span style="color: #38761d;">-Viernes-</span></b><br />
<br />
El proyecto donde estoy va mal. <b>Mal mal mal</b>. No hay organización, el arquitecto nos trata con infinito desprecio, y nuestro líder de equipo brilla por su ausencia.<br />
Eso (y que es diciembre y estoy lejos de casa para no volver), aunque no es justificación, ha hecho que esté especialmente sensible y, pobre del novio, lo he recargado todo con él.<br />
Sabemos que vivir con alguien que no sea tu familia (y a veces con ellos) es difícil: hay que poner de acuerdo varias voluntades, a veces opuestas, para llegar a un punto en común. La cosa es que yo no había estado dispuesto a hacer eso, y hasta había estado <span style="color: #cc0000;">MUY </span>molesto cuando el pobrecito quería hacer algo por mí.<br />
<br />
Esto llegó a su límite cuando en un intento de no perder la cordura decidió ignorarme mientras me deshacía la cabeza con preocupaciones que, a la distancia, no eran para tanto. Estoy de acuerdo en que no era la mejor técnica para lidiar conmigo -que soy de carácter... <i>especial</i>-, pero también asumo que reaccioné de una manera que si me lo hubieran hecho a mí llegando a la casa ya hubiera encontrado sus cositas en la calle.<br />
<br />
Con todo, me esperó a que saliera de trabajar. El camino me sirvió para enfriar la cabeza un poquito, pero necio como soy seguía insistiendo que todo era su culpa.<br />
<br />
Llegué a dormir. A las 12 de la noche tenía un camino estúpidamente largo que recorrer y quería hacerlo en las mejores circunstancias posibles. Desperté cuando oí un ruido en la puerta, y bajé cual rayo a ver si era el o la gata quería entrar. El muchacho, con cara de enojo y tristeza, iba saliendo en su coche a una posada y yo me quedé en la puerta sin mucho qué decir; de verdad no encontraba las palabras.<br />
<br />
Y no las encontré. Traté de dormir, pero el asunto me seguía dando vueltas en la cabeza. Como pude dormité un rato, lo suficiente para no estrellarme en la carretera. Salí a comprar un regalo que le había prometido a un amigo y regresé a poner el coco en blanco. Ya para estas alturas la gravedad del berrinche que hice empezaba a pesar.<br />
<br />
<b>11 p.m. y el señor no aparecía</b>. Le marqué algunas veces y la llamada se cortaba. "<i>Está enojado</i>", pensó Toño y como lo he visto enojado sólo dos veces me cayó como balde de agua fría el solo imaginármelo. Ya me sentía verdaderamente arrepentido.<br />
<br />
A los quince minutos marca y contesté cual si me hablara el Papa.<br />
<span style="color: #a64d79;">-¿Donde andas?</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Saliendo. Ya casi llego.</span><br />
<span style="color: #a64d79;">-Sale, porque ya casi me voy.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>¿No te ibas a las 12?</span><br />
<span style="color: #a64d79;">-Sí, pero pensé en irme antes si todavía no me contestabas.</span><br />
<span style="color: #38761d;">>Ah, <b>es que donde estábamos no hay señal.</b></span><br />
<br />
Para no hacer el cuento largo, hablamos un poco antes de irme. Un poco que se tradujo en treinta minutos más de lo que tenía planeado para salir.<br />
<br />
De modo que pasamos al...<br />
<br />
<br />
<b><span style="color: #38761d;">-Sábado-</span></b><br />
<br />
Puse rumbo al D.F. el sábado a las 12:30 a.m. después de que el angelito me acompañara a abrirme la reja de la cerrada. Pasé primero a cargar gasolina (y revisar los niveles), y me aventuré a pasar por Morelia y parte del Estado de México en la madrugada sin escalas.<br />
<br />
Manejar en carretera es de las cosas que más me relajan en la vida, y teniendo de compañeras a las estrellas tuve mucho, <b><span style="color: #cc0000;">mucho </span></b>tiempo para pensar.<br />
<br />
Las únicas paradas que hice fueron en las casetas, un poco para estirar las piernas, otro para quedarme <i>en la lela</i> cinco minutos a ver las estrellas (<span style="color: #cc0000;">no puedo decir suficiente qué hermosas se ven cuando no hay ciudades cerca</span>), y otro poquito para dejar descansar el coche (el mismo que se quedó camino a Monterrey hace dos años, era mejor tener cuidado).<br />
<br />
En alguna carretera hubo un retén. Ahí pasó esto:<br />
<span style="color: #e69138;">-Buenos días joven. ¿A dónde va?</span><br />
<span style="color: #a64d79;">>Al D.F.</span><br />
<span style="color: #e69138;">-¿De dónde viene?</span><br />
<span style="color: #a64d79;">>De Guadalajara.</span><br />
<br />
Eso fue, por mucho, <span style="color: #cc0000;"><b>lo más extraño que he tenido que decir en dos meses</b></span>. Desde luego, implica que ya vivo en Guadalajara y es algo que no había tenido en claro, quizá, hasta ese momento. Impactado por mi propia respuesta seguí mi camino. Faltaban algo así como cinco horas para ver tierras conocidas.<br />
<br />
Mientras amanecía en carretera (<i>un verdadero deleite que poca gente quiere tener</i>) y me moría de frío, pensé un mucho en todo lo mal que me había portado hasta entonces. No es jalada, me he pasado de lanza aún cuando él ha hecho lo imposible por aguantar mi mal humor y mi energía guardada de no haber bailado en casi tres meses. Para cuando llegué a Atlacomulco y la niebla no dejaba ver a más de 3 metros adelante llevaba siete horas continuas de darle vueltas al mismo asunto.<br />
<br />
Como sea, a las 8 a.m. me encontré en ese espantoso nudo que se llama Central de Autobuses Poniente (<i>aka</i> Observatorio). A finales de diciembre, por supuesto, los policías estaban vigilando con ojo de halcón, así que nomás me vieron me hicieron orillarme.<br />
<br />
<span style="color: #a64d79;">-Dígame oficial.</span><br />
<span style="color: #e69138;">>Joven, ¿sabe por qué lo detuvimos?</span><br />
<span style="color: #a64d79;">-La verdad no oficial.</span><br />
<span style="color: #e69138;">><b>Pues su vehículo no circula hoy</b>. Esto amerita que lo recojamos y pase por él el lunes.</span><br />
<br />
<b><span style="color: #cc0000;">No podía ser peor, lo juro</span></b>. El mismo <i>poli </i>me preguntó que por qué circulaba el coche si sabía que no podía y le dije la verdad (<i>Vengo de Guadalajara, salí a las 12 de la noche y de lo último que me acordé fue del Hoy no circula</i>). Sospecho que entre eso, y mis ojos de "<b>máteme ahora por favor</b>" la Navidad invadió su cuerpo y se portó buena onda: solo me puso la infracción mínima y me mandó ya fuera a un estacionamiento o derechito hasta Coapa por donde no me pudieran ver. Desde luego no iba a pagar <i>multa + estacionamiento + transporte</i> hasta esas tierras lejanas casi a media noche y decidí arriesgarme a llegar a mi casa.<br />
<br />
El Cielo estaba especialmente bondadoso ese día y pude llegar a Coapa a las 9 a.m. después del viaje más torturo (<span style="color: #cc0000;">y de los más bonitos</span>) que he hecho en carretera.<br />
<br />
Pero las sorpresas no paraban. Una situación familiar hizo que tuviera, eh, familia en la casa y entre dar explicaciones y contar cómo me va por acá hicieron que fuera medio pegando un ojo cerca de la una de la tarde. Desperté, me bañé y salí a imprimir mi pase de abordar a dos cuadras de mi casa.<br />
<br />
Mientras iba caminando, tuve una sensación que no le deseo a nadie. Veía las casas, la gente, los coches y las calles que vi 30 años, <b><span style="color: #cc0000;">y no sentí que perteneciera allá</span></b>. Eran conocidas, pero no eran mías, como cuando vas de vacaciones a un lugar que has visitado hasta el cansancio. Podría uno decir que es porque ahora soy tapatío adoptado y Chapalita es el <i>place-to-be</i>, pero no. A dos meses (y después del <i>shock </i>de la madrugada), apenas estoy empezando a procesar que, para bien o para mal, <b>vivo acá pero todavía no es <span style="color: #cc0000;">MI </span>lugar</b>. Me sentí perdido en la inmensa nada, como si fuera un exiliado político que no tiene a donde llegar ni puede regresar de donde vino. No ayudaba el hecho de que el problema de familia hiciera que yo haber manejado nueve horas para ver a mi papá y platicar con él pasara al último plano. <span style="color: #cc0000;">Fui (y me hice) virtualmente invisible el resto de la tarde</span>. <b>Deseé no haber hecho el viaje</b>, y creo que fue lo que más me dolió de todo el fin de semana.<br />
<br />
Para la noche, mi hermano y su novia me invitaron al cine. La que queríamos ver estaba tardísimo (y yo tenía un compromiso) así que escogimos la que no estaba tan tarde: <i>Birdman</i>.<br />
<br />
Es una buena película, lo admito, pero no era la mejor decisión dado mi estado de ánimo. Aunque cuando salí tenía cara de <i>zombie </i>y mi hermano me preguntó como 400 veces qué tenía y dije que no sabía, sí lo sabía bien: la depresión de Riggan Thomson solo se emparejaba con la que tenía yo.<br />
<br />
Así es amiguitos: <b>llevaba deprimido dos meses y no lo sabía</b>. Tan no lo sabía, que de repente todo fue claro: el comportamiento osco, el mal humor, los berrinches, las ganas de no estar en ningún lado, el discutir y discutir y discutir de pendejadas que tenían arreglo rápido. Pero como me pasa siempre en estos casos, una vez que supe dónde estaba parado empecé a salir poco a poco. Afortunadamente vi a un amigo saliendo del cine que me alegró un poco y regresé a la casa a dormir en la cama de mi hermano (<i>ya que la mía había sido raptada</i>).<br />
<br />
<b><span style="color: #38761d;">-Domingo-</span></b><br />
<br />
La mañana pasó sin muchos contratiempos. Seguía, sin embargo, sin poder platicar con mi papá y eso me daba mucha lata. Pero no había mucho tiempo para lamentarse: mi avión salía 4:30 p.m. y ya eran las 2:15. Tenía que estar en el aeropuerto en una hora para documentar.<br />
<br />
<i>Arturo Senna</i> se encargó de ello. Me despedí de el y de su novia mientras bajaba corriendo para ir por mi pase de abordar y guardaba los dulces del aguinaldo para el novio y para mí -quizá la mejor manera de llegar y pedir disculpas que se me hubiera presentado. Pase de abordar, <i>check</i>. Sala de espera, <i>check</i>. Pinche puerta de abordaje al otro lado del chorizo que es el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, <i><span style="color: #cc0000;">no check</span></i>.<br />
<br />
<b>Y ahí va un Caballero del Zodiaco con su mochila blanca corriendo y elevando su Cosmo para que no se le cruzara nadie y llegara a tiempo</b>. Como pude llegué y descargué mis muchos kilos de mochila en el asiento del avión mientras me dispuse a ver las pistas mientras el avión despegaba.<br />
<br />
En algún momento del vuelo me dí cuenta que no imprimí la hoja que decía que había pagado el transporte del aeropuerto a la central de autobuses, y me paré a preguntarle a una aeromoza qué podía hacer en ese caso. <i>Que lo imprima en la ventanilla de la aerolínea aterrizando</i>, dijo. <i>Bueno</i>, dije yo, y me senté.<br />
<br />
Aterrizamos, fui a la mentada ventanilla y ya no alcancé el camioncito. El siguiente saldría en cuarenta minutos, tiempo suficiente para ir al Oxxo por unas papas y un agua...<br />
<br />
¿Si? <b><span style="color: #cc0000;">La pinche cartera no apareció</span></b>. Saqué, cual vendedor ambulante, todo mi puesto en el estacionamiento del aeropuerto. Dos Paletas Payaso por aquí, unos <i>chones </i>allá, un frasquito de <b>café colombiano comprado en Cuba</b> de este lado. Nada. Tenía treinta minutos para encontrar la cartera o me iría caminando desde la central.<br />
<br />
Le marqué al novio con tal angustia que él mismo se preocupó. "<span style="color: #a64d79;">Si no la encuentras paso por ti</span>", me dijo el angelito y yo me sentía más mal de haberme portado tan patán todo este tiempo. En la ventanilla no estaba, entonces había de dos: la perdí bajando del avión...<span style="color: #cc0000;"> o seguía allá</span>. <i>Que pase con el supervisor a ver qué se puede hacer</i>, me dijo el del <i>booth</i>. Paso pues, y me dice "<span style="color: #e69138;">Uy joven, ya están abordando el avión. Esperemos que alguien la haya reportado.</span>"<br />
<br />
<b>Se me cayeron los calzones al piso</b>. Un poco por reconocerme pendejo y otro tanto no por las tarjetas (se pueden cancelar), si no por la licencia de conducir permanente. Eso de renovarla cada tres años me iba a dar una hueva...<br />
<br />
...<b><span style="color: #cc0000;">pero con tanta fortuna que la gente en <i>Guanatos </i>es honrada</span></b>. Sí, el animal de su servidor la dejó en el avión y sí, un honesto la reportó. Apenas me la dieron corrí a alcanzar el camión, que estaba a punto de salir.<br />
<br />
Dos horas y media más tarde metí la llave en el domicilio conocido de Parques de Zapopan con la convicción que hacer las paces y, sí, de reencontrarme y al mismo tiempo encontrar un lugar más al que pueda llamar "<b>casa</b>".<br />
<br />
Y así como estuve atrayendo puras cosas negativas estos dos meses, nada más me puse en paz conmigo mismo y el lunes siguiente alguien se apiadó del proyecto y empezó a notarse un poco más de organización y apoyo de parte de mi empresa. Además, los tres días que vi al novio bastaron para quererlo aún más y llegar a la conclusión de querer llegar a acuerdos con él.<br />
<br />
Pero para esto, <b>hubo que pasar un fin de semana de puritito miedo</b>.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;">--</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Jóga - Björk (cover de Ane Brun)</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-85531334076696853412014-12-06T08:46:00.000-06:002014-12-06T09:02:44.075-06:00Hueles a limpia tierra mojada<i>-"¿A qué vas para allá? Los Zetas están terribles de aquel lado"</i><br />
<i>-"Con mucho cuidado por favor, no andes en la calle muy noche"</i><br />
<i>-"¿Pero por qué para allá? ¡Los conciertos suceden aquí!"</i><br />
<i>-"Allá es un pinche pueblo, te vas a aburrir"</i><br />
<i>-"El transporte es culerísimo, el del DF te va a parecer de lujo"</i><br />
<br />
Y sin embargo, acá estoy. No puedo decir que sin miedo, pero definitivamente no es miedo a que me levanten (<span style="color: #990000;">aunque si lo hacen dos o tres que he visto camino al trabajo yo me pongo flojito</span>), si no miedo a fallar.<br />
Mucha gente recibió como una sorpresa amarga que me viniera a <i>trabajarvivir </i>a Guadalajara, pero, en lo que a mí respecta, no es muy distinto a cuando me fui a estudiar a Japón y allá lo pasé increíble. Por supuesto que extraño a mi familia y a mis amigos, pero estamos a ocho horas en autobús o una en avión si algo urgente sucede. Además, como le digo a cualquiera que me reclama por no marcarle por teléfono, el mismo trabajo cuesta ir de aquí para allá que de allá para acá.<br />
<br />
Guadalajara no es un pueblo perdido a la mitad de la nada, como me lo planteó mucha gente. Obviamente es más chiquito que la segunda ciudad más grande del mundo (<i>duh</i>) pero la Zona Metropolitana de Guadalajara tiene zonas bien padres y lugares con mucha, muchísima gente: ¿qué tal Chapalita, el centro, la avenida/corredor turístico de Chapultepec, el centro de Zapopan? Mis fuentes me platican que Tlaquepaque (de cuyas alfarerías salió mi hermano) es muy bonito también.<br />
<br />
Estoy de acuerdo que por cada cinco conciertos que hay en el DF hay uno acá, pero eso significa que ya están escogiditos y que no habrá tanto tráfico para pasar el Azteca, el Auditorio o el <i>Palacio de los rebotes</i>.<br />
<br />
La mar de calor de este lado del país, eso sí. Tanto, que cuando hubo nueve grados la semana pasada la muchachada salió con guantes, gorro y bufanda y yo sólo con una sudaderita, en modo fresco... <b style="color: #990000;">porque a las cinco le vengo manejando los 26-27 grados y ellos en casual mientras yo sudo la gota gorda</b>.<br />
<br />
No gente, no hay soldados en cada esquina de <i>Guadalulú </i>ni han aparecido algunos colgados en los puentes (al menos en lo que he estado acá). Me sentí más en tensión la semana que nos quedamos varados en Monterrey, donde a cualquier hora se oían pasar las patrullas hechas la raya. A lo más a lo que llegamos es a la viejita neurótica que se metió en sentido contrario en vía rápida porque <i>YOLO </i>y, lógico, hizo carambola con los desafortunados conductores que venían en el sentido correcto.<br />
<br />
No se si tiene que ver con el tamaño de la ciudad, pero he visto mucho mucho <b>MUCHO </b>extranjero aquí. Simplemente en mi trabajo hay dos paquistaníes, al menos un gabacho y como <i>sepetecientos </i>hindús. La ciudad está llena de lugares de comida china, y hay escuelas de idiomas por todos lados, no nada más de inglés o francés, al menos una escuela promete doce idiomas entre los cuales están -<span style="color: #741b47;">Dios quiso</span>- coreano y japonés. Y no nomás nativos de Extranjia: como en la curiosa combinación Puebla-Veracruz-Tabasco, acá llega gente de Sinaloa, Sonora, Aguascalientes, Durango y un compa de Tijuana, por lo que de acentos ni hablemos.<br />
<br />
Tanto extranjero, creo, es la causa de que acá todavía haya Caesar's palace (que en el DF intentó entrar y no se pudo), hartos Carl's jr, Olive garden y Wrocco wrowers, por mencionar algo.<br />
<br />
Claro, como en todos lados, la ondita regional es para volarte la cabeza si no pones atención. Las tortas, a menos que sean ahogadas, no son tortas, sino <b>lonches</b>, entonces perfectamente te puedes llevar un <i>lunch </i>con lonche. Los jugos no se venden en vasito abierto, si no en botellas (con tapa y todo). Si en la calle se ve un letrero que diga "<b>biónicos</b>" no venden <i>cyborgs </i>clandestinos, más como ¡<span style="color: #990000;"><b>cocteles de frutas</b></span>! (habráse visto). Ya me advirtieron que "amiga" te prende el foquito rojo de chilango en la cabeza inmediatamente, acá se les dice "<b>mijas</b>". Por todos lados oigo "<i>pinshi</i>" y entre que me da risa y me jalan de los pelitos de la nariz.<br />
<br />
Pero no todo es tan bonito como las jericallas. No exactamente hay escorpiones del tamaño de una mano, pero las chinches están por todos lados... enchinchando (mal chiste, ya se). Los mosquitos sí son del tamaño de la película Caveman, sin embargo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9mCFjCzZ0WiTNXdpsreiEhF-ZqHPnSx8UKnrpdbMGf26p8e5J8YbwEL955bl2jUPuefz_Uz2HiDesgsg9OpTZQlxQiNhyphenhyphenDsJFXLta_bkU6cAJtykWdrpQdUJxwcp6RihTcPxitA/s1600/Mosquito.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9mCFjCzZ0WiTNXdpsreiEhF-ZqHPnSx8UKnrpdbMGf26p8e5J8YbwEL955bl2jUPuefz_Uz2HiDesgsg9OpTZQlxQiNhyphenhyphenDsJFXLta_bkU6cAJtykWdrpQdUJxwcp6RihTcPxitA/s1600/Mosquito.png" height="259" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="font-size: x-small;">¡Atuk!</span></i></div>
<br />
En general hay poco transporte, pero del que hay no es todo malo, depende de la ruta (y del camión y del conductor). Hay algunas rutas "de lujo" con asientitos forrados y tele -<i>pero si no voy al DF joven, nomás a Zapopan</i>- que cuestan el doble que un camión normal. Muy guapos, sí, pero si hablamos de que el camión acá cuesta <b>SEIS </b>pesos así vayas al siguiente semáforo o de base a base, pagar <b>12</b> es de ricos y poderosos. Y esa es la mejor opción, pues mis fuentes me dicen que las dos (próximamente tres) líneas de tren ligero (no es metro, por favor) cuestan el simpático precio de <b><span style="color: #990000;">siete </span></b>pesotes. ¡Y los #posmesalto protestando porque el metro (sin el cual el DF no viviría) cuesta cinco! Eso, sospecho, hace que Guadalajara sea, como leí en algún lado, "la ciudad más motorizada del país" pero el tráfico no es nadita como en el DF, por alguna razón.<br />
<br />
En general, como ven amiguitos, no es una mala decisión venir para acá. Solo es superar el "<span style="color: #741b47;">El DF es <b>EL </b><i>place-to-be</i> en México</span>" y darle chance a los <i>cuates de provincia</i>. Como nos pasó a los chicos que nos fuimos a Japón, se lleva uno gratas y no tan gratas sorpresas, pero es lo que les vas a contar a tus nietos cuando ya no te puedas mover. Lo único que podemos hacer para mejorar es poner una sucursal del Jarocho en Plaza del sol, un Gandhi grande en... algún lado y ya estamos hechos.<br />
<br />
En cualquier caso, para mí pasar dos veces al día por la Minerva es una chulada.<br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Brusher patrol - Bastion OST</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-76117624887830222522014-11-03T22:24:00.000-06:002015-09-20T12:10:47.823-05:00No se si dar las graciasPasa que cuando uno está de viaje en un lugar al que normalmente no va, todo mundo tiene una (<i>o dos o veinte</i>) peticiones que hacer.<br />
<br />
Entonces, al momento llevo, además de mi ropa, dos playeras, un control remoto, un celular, una funda de celular, unos audífonos y <span style="color: #990000;">dos lápices labiales</span>. Sí, oyó usted bien, <span style="color: #990000;"><b>dos <i>lipsticks</i></b></span>. No está mal que le pidan cosas a la gente que viaja (yo mismo lo he hecho algunas veces), pero hacerlo a la mitad de un viaje de trabajo pidiendo cosas <b>MUY </b>específicas es una mentada de madre.<br />
<br />
La historia es como sigue: cierta persona que conozco creyó que era una buena idea que pagara un taxi de ida y uno de regreso a una tienda a media hora de mi hotel para conseguir unos <i>lipsticks </i>para su novia. Pero además la señorita (<b>la novia</b>), que es de gustos refinados, quería alguna de dos marcas muy <i>nice </i>o nada, y dentro de esas dos marcas había dos tonos que le hacían ojitos. Todo lo cual, claro, pedido con un "pero solo si puedes" al mejor estilo del Gato con botas por la señorita (<b>el novio</b>).<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHEKWeDwxP4809T_MszkX84QsPv6KDzDZ-CYbsEMi8rxi9rngD65K2txuZdIeMzUjgiwg5t6E3f8Zxl5OLoBKmNp8ZXK8VG755fZ1A-k94pczq-pzAXkaJwMowBMignUAr7GaqRw/s1600/thumb.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHEKWeDwxP4809T_MszkX84QsPv6KDzDZ-CYbsEMi8rxi9rngD65K2txuZdIeMzUjgiwg5t6E3f8Zxl5OLoBKmNp8ZXK8VG755fZ1A-k94pczq-pzAXkaJwMowBMignUAr7GaqRw/s1600/thumb.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
Yo que soy pendejo pero voy a misa pedí una transferencia por adelantado. Solo faltaba que los pusiera yo y me los pagaran cuando fuera al D.F. Se acordó que el movimiento se haría en la tarde (<i>misteriosamente el banco decidió que sábado en la mañana era un buen momento para hacerle mantenimiento a su sitio</i>) pero para las 4 p.m. no había noticias, de modo que yo seguí en las labores propias de mi sexo (<b>o sea, estaba lavando ropa</b>) y no salí a ningún lado.<br />
<br />
El lunes, pues. Una vez más, en la más brutal de las casualidades, <span style="color: #990000;">la transferencia "<b>no cayó</b>"</span> y todo apuntaba a que las dos señoritas solicitantes se la iban a pelar. Pero como la fortuna es más perra que uno el compa con el que vine de trabajo quería ir al <i>mall </i>más cercano y preguntó si yo también quería ir. Por las razones que quieran me daba <b><span style="color: #990000;">MUCHA</span></b> flojera ir a aguantar gabachos odiosos solo y dije que sí. Lo peor que puede pasar es que nomás me de una vuelta en vano.<br />
<br />
Nos dio aventón un gordito de la oficina y, la verdad sea dicha, nos aventó en la puerta. Todo un <i>mall </i>a la mitad de la carretera para nosotros solitos.<br />
<br />
Nos metimos al centro comercial por un Sears. En lo que el <i>vato </i>(es de Tijuana) buscaba tenis yo buscaba <span style="color: #990000;">el área de maquillaje</span>, que acabó siendo una mini islita en medio de la ropa.<br />
<br />
Nada para nadie. Salimos para adentro (es decir, salimos de Sears por dentro del centro comercial) y en lo que el se metía a una tienda especializada yo me separé para buscar un mapita del lugar. No lo encontré a la primera, pero me topé con JCPenney, Macy's y Nordstrom, pero en ningún pinche lugar vendían MAC. Hasta que ahí a lo lejos, en Dillard's, a punto de cerrar, encontré el apartado de <i>Makeup Art Cosmetics</i>.<br />
<br />
Muy bonito todo, tengo la repisa de labiales enfrente... ¿<b>cuál chingados quería</b>?<br />
Entre tanto ver los labiales esperando que me acordara de milagro de los tonos se me acerca la chica a cargo del área y me pregunta si estoy bien o necesito algo. No hubo testigos afortunadamente, pero sospecho que me puse <span style="color: magenta;"><b>del tono fucsia del labial que estaba tomando en ese momento</b></span>.<br />
<br />
Llamada rápida internacional. Que tampoco se acuerda, que me manda la imagen. Dos minutos y nada. Le quiero volver a marcar y mi teléfono me manda por las cocas, sospecho que por falta de saldo internacional o algo. Las dependientas despidiéndose y yo perdiendo mi <i>zen </i>poco a poco.<br />
<br />
En ese momento, caídas del cielo, aparecieron tres rayitas de internet en mi teléfono. ¡<b>Había Wifi libre</b>! Mandé mensajes como si no hubiera un mañana -y en un sentido estricto no lo habría, <b>yo pensaba no volver a salir tan pinche lejos del hotel en la semana como no fuera al centro por una chela</b>.- Ahí la cosa cambió, el novio empezó a mandar mensajes como si estuviera pidiendo que lo salvaran del Ébola. Pero lo bueno es que me llegaron las fotos de los tonos y me barrí en <i>safe </i>antes de que cerraran.<br />
<br />
<span style="color: #38761d;">-Si, estos dos. </span><br />
<span style="color: #741b47;">-¿Algo más? </span><br />
<span style="color: #38761d;">-Nada más, muchas gracias. </span><br />
<span style="color: #741b47;">-Perfecto, <b>son 34 dólares</b>.</span><br />
<br />
<b><span style="color: #990000;">¡Jesucristo del huerto! </span></b>Si nomás quiero las barritas, no el spa incluido. Pero bueno, no lo voy a pagar yo al final del día, así que apliqué el plan Z del viaje... la tarjeta de crédito.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">-Gracias por su compra,que tenga un buen resto del día.</span><br />
<br />
Voy a tener un buen día cuando vea esos 34 dólares en mi cuenta, antes lo dudo. Pero ya tenía demasiado sueño hasta para enojarme, lo único que quería era encontrar a Efr...<br />
<span style="color: #990000;">Pero a Efrén lo dejé 30 minutos y 476 tiendas atrás, <b>y no tengo su celular</b></span>. Entonces no queda otro remedio que caminar hacia el último lugar donde lo vi, a ver si de casualidad sigue probándose tenis.<br />
<br />
En la planta alta no estaba el joven, así que a huevo debería estar en la planta baja, pero con el tobillo que aún me duele no iba a bajar escaleritas de caracol y volverlas a subir a menos que fuera absolutamente necesario.<i> Va todo de regreso pero fijándose en el piso de abajo</i>.<br />
<br />
En cualquier otra circunstancia no me alteraría este curioso hecho, pero aquí el agravante es que no traía suficiente dinero para tomar el taxi de regreso y básicamente dependía del vatillo para no dormir cobijado por las chamarras de las tiendas. Al final nos encontramos a la mitad pero en planos diferentes.<br />
Dos tiendas más (una de ellas de cremas y joterías para las señoritas -<b><i>aparentemente las novias son muy malinchistas</i></b>-) y nos subimos a cenar al área de comida rápida.<br />
<br />
La cara de destrucción de los dos era de notarse. El domingo cambió el horario de verano en estos desiérticos lares de la tierra y llevábamos nueve horas de quebrarnos el coco. Al menos yo estaba a punto de quedarme dormido encima del <i>teriyaki </i>con sabor a plástico.<br />
Muertos por el día de hoy nos enfilamos a la salida cuando nos cayó el veinte que esto no era Perisur: <span style="color: #990000;">aquí no hay sitio de taxis a la salida</span> (máxime que de verdad el centro comercial está a la mitad de una carretera interestatal). ¿<b>Qué hacemos</b>? ¿Ofrecemos sexo a cambio de que nos lleven de perdida cerca del hotel?<br />
<br />
No (<i>por ahora</i>). El tijuanense emérito trae celular de Estados Unidos y con lo poquito que le quedaba de saldo marcó a un sitio de taxis para que pasara por <span style="color: #990000;">dos mexicanos con bolsitas con tinta color rosa parados a un lado de "Abuelo's - Mexican restaurant" para llevarlos a su hotel</span>. <i><span style="color: #b45f06;">Las aventuras de Priscilla, reina del desierto</span></i>, pues.<br />
<br />
Y cuales señoritas de moral cuestionable, estábamos parados en el inmenso estacionamiento, con un helado, enfrente de una troca que traía narcocorridos a todo volumen.<br />
<br />
El taxi llegó a los veinte minutos. Pero si usted pensó que este desmadre había acabado, ¡<b><span style="color: #990000;">error</span></b>! El camerunés que venía al volante hablaba español y le iba al América por el simple hecho <b>de que habían fichado a Kalusha Bwalya hace veinte años</b>. Sabía (<i>mejor que Efrén</i>) fechas y nombres de efemérides de México y de verdad fue la cerecita del pastel de este día digno del mejor <i>trip </i>ácido que hayan tenido sus Mercedes.<br />
<br />
Si hoy sueño con estelantes y guartas no me va a caer de extraño. Son de esas cosas que uno <b>TIENE </b>que contarle a los hijos en su momento, pero por ahora ustedes tienen la primicia.<br />
<br />
Además, este viaje internacional no había tenido mucho chiste. <span style="color: #990000;">Porque no es viaje hasta que no te subes a una ambulancia de urgencia, pierdes un vuelo al otro lado del país, o vas cazando <i>lipsticks </i>en lunes a las siete de la tarde.</span><br />
<br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> Icona pop - I love it</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-39158192925543380362014-11-01T20:36:00.002-06:002014-11-01T20:36:34.798-06:00Guadalajara: el primer fin de semana<br />
Algo que se me olvidó decir en el post pasado es que pasando una caseta (si no mal recuerdo, la de Tepatitlán) había un retén de la policía federal. Por supuesto, un chico guapo viajando solo en un Stratus despierta muchas suspicacias. Para no tardarnos mucho y entrar por completo en el fin de semana dejémoslo en que la revisión se hizo mucho más corta <span style="color: #990000;">cuando el <i>poli </i>que empezó a checar mi coche vio mi <i>OST</i> de <i>Final Fantasy VII </i>y empezamos a platicar del juego</span>.<br />
<br />
Ahora sí: el sábado. Yo, para variar, me levanté estúpidamente temprano y me dispuse, como siempre, a hacerme de desayunar... salvo que no sabía muy bien qué había para el desayuno en esta casa nueva. Así que solo me hice un café, digamos, de modo artesanal y me subí a prender mi compu y ver videos en <i>Youtube</i>. Al poco tiempo Raúl despertó y las cosas se aceleraron. Le pregunté qué fregados se desayuna en esta casa y propuso desayunar en el tianguis, aprovechando que tenía que ir por el filtro de agua de la nueva integrante de la casa, una tortuga. Bonita casa de <i>freaks</i>: dos ingenieros, una gata y una tortuga.<br />
La agenda del día estaba llena y como que no me emocionó el plan, pero era más el hambre que la voluntad y acepté ir.<br />
<br />
Al final fue una buena decisión. Desayunamos allá, pero también compramos fruta, ate, queso y algunas cosas que me hacían falta a mí, como un peine y un reloj. Una jericalla se coló en las bolsas. Íbamos a comprar el filtro pero a Rulo se le acabó el dinero y tuvimos que regresar a la casa.<br />
<br />
Ida y regreso. Tiempo de hacer el quehacer, en la tarde iba a haber una fiesta. Así que nos pusimos nuestro <i>cosplay </i>de chacha y empezó la barredera, la trapeadera y la cambiada de agua para la Torta (la tortuga, que es como llamar a los tacos Takeshis).<br />
<br />
La gente llegaba a las 4, pero antes que eso teníamos dos <i>tasks </i>más que completar, ir en camión a mi trabajo (<b>para medirle el agua a los camotes</b>) y comer, mismos que fueron hechos en cabal orden. Esa fue mi primera vez, y no dolió como pensé que iba a pasar. El lonche (una vil torta) que me comí estaba bastante bueno.<br />
<br />
Regresamos a las 4:30 y en menos de lo que puedes decir "<i>all the single ladies</i>" el primer invitado avisó que ya estaba cerca. En lo que yo me metí a bañar Rulo fue por el y cuando llegaron yo ya estaba en toalla completamente sexy. En realidad no, solo tenía el cabello mojado y bajé a recibirlos. La demás gente no tardaría en llegar y decidimos ir por el súper y las pizzas en lo que bien podría llamarse "tres mujeres atacan Zapopan".<br />
<br />
Cuando llegamos, las trompetas celestiales (<span style="color: #990000;">o los gritos de "<b>¡no mames, me vas a ganar!</b>"</span>) anunciaban que la fiesta de cumpleaños de Raúl era una reunión <i>geek </i>como hacía años que no veía.<br />
<br />
Cuatro jugando <i>Smash</i>, otros dos jugando Pokémon y por allá otros <i>de(s)velopers</i> platicando entre ellos. El cielo, pues. Me presentaron con quien no me conocía y entré derechito a una reta de <i>Smash </i>acompañado por tres rebanadas de pizza y un vodka tonic. El paraíso, les digo. Iba a jugar Mario Kart cuando el festejado decidió que ya quería partir su pastel, nada menos que<b> una pokébola con un Charmander de chocolate en 3D en la parte de arriba</b>. Se apagaron las luces, se cantaron las mañanitas y seguimos jugando. A la nada de tiempo se armó la reta de <i>Just dance </i>y con eso coronamos el día cerca de las 12 de la noche, bailando los habitantes de la casa "<b><i>Rich girl</i></b>" y riendo de toda la diversión que yo no había tenido en por lo menos el último mes antes de llegar a Guanatos.<br />
<br />
El domingo en la mañana no hubo mucho problema en realidad. Desayunamos pastel ( :3 ) y nos preparamos para el <span style="color: #990000;">Color Me Rad</span>.<br />
<br />
Color Me Rad es un evento raro. Podemos definirlo en pocas palabras como "<b><span style="color: #990000;">aviéntense bombas de color los unos a los otros mientras escuchan EDM</span></b>". Todo era (literal) risas y diversión hasta que por seguir a cierto <i>roomie </i>que conozco en treparse a la pirámide inflable y casi llegar hasta arriba me resbalé en uno de los <b>MUY </b>endebles peldaños y... ¡suelo! (<b>inflable</b>).<br />
<br />
Caí tan mal que me lastimé los dos tobillos, si bien uno más que otro. Pegué tal grito que todos los presentes a menos de diez metros voltearon a verme. Entre el culpable y su amigo me cargaron hasta cerca de donde consiguieron botellitas de agua de sabor congeladas para ponerme una en el tobillo izquierdo, que ya empezaba a inflarse como el globito del que me había caído. Mal que bien, como la herida estaba caliente después de un ratito de hielo en el tobillo, aunque ya parecía el hombre elefante, pude caminar al baño (a 60 metros) en cinco pausas. Pero para mí la diversión había terminado... y no se si para ellos también por la hora o por simpatía, de modo que una media hora después en lo que el niño chiquito del amigo lanzaba las últimas bolsitas de color yo estuve sentado.<br />
<br />
Pero lo mejor estaba por venir, aunque por desgracia yo no lo vi. Desde que estábamos haciendo fila para entrar, Aaron (el chiquitín) vio un oso de peluche viviente, una botarga para animar a los niños, y nos hizo prometer que iríamos a buscarlo cuando llegáramos. Cuando se decidió que ya estaban cansados y que yo debía irme a descansar (después de ir a hacer un pago) fuimos a buscar al bendito oso. Pero cuando lo vimos en vivo (la botarga debía ser como de 1.80 m) el pobre se espantó y casi se echa a llorar. Cuando al fin lo convencieron de tomarse una foto con el osito, aunque fuera de lejos, <span style="color: #990000;">el muy cabrón empezó a moverse despacito hacia Aaron</span> y cuando se dio cuenta era demasiado tarde...<br />
<br />
Pasadas las risas a costillas del pobrecito, ellos se fueron a su casa y yo con mi dolor directo a pagar el teléfono para no quedarme sin comunicación en mis dos semanas fuera del país. Rulo me hizo favor de llevarme a un CAC muy cerquita de donde estábamos con la promesa de correr (<i>pun intended</i>) a pagar y de ahí a la casa a comer algo mientras me tomaba una pastilla. Para entonces yo ya traía una dona en el tobillo.<br />
<br />
Imaginen la escena: <b>dos adultos jóvenes despeinados, sudados, pintados de pies a cabeza de al menos cinco colores diferentes, uno cojeando, paseando casual en uno de los <i>malls </i>más fresas de Guadalajara</b>. Pues esa cara pusieron al menos 100 personas un domingo a las cinco de la tarde mientras subíamos dos pisos. Pero con tan mala suerte que cuando llegamos al CAC y preguntamos por mi factura resulta que <span style="color: #990000;">el corte había sido un día antes y no se reflejaría <b>sino hasta un día después</b></span>. Así que hicimos el ridículo en vano y yo a esa hora podía haber estado con la patita vendada.<br />
<br />
Para colmo de males, la zona de comida estaba a reventar (<i>¿En domingo en la tarde? ¡Quién lo hubiera pensado!</i>) y lo más que alcanzamos fue media banquita en el pasillo para comer una Carl's Jr. Pasado el penoso episodio, Raúl fue por el coche en lo que yo me sentaba afuerita para esperarlo (y no medio caminar ooootra vez esos 200 metros) y uno de los momentos más felices del día sucedieron de repente. Me encontré con un amigo al que jamás pensé que me fuera a encontrar, sobre todo porque trabaja del otro lado del país. Ya me había dicho que iría a Guadalajara pero no me dijo cuando, aunque resulta que si todo va bien próximamente será uno más de los que estamos invadiendo la Perla de Occidente un joto a la vez.<br />
<br />
Llegó Rulo y cojee hasta su coche. Llegamos a Zapopan cerca de las siete sin muchas ganas de hacer nada más que sentarse a ponerme Voltarén y vendarme el tobillo mientras contemplamos el agitado primer fin de semana de un nuevo chilango en Guadalajara y planear cómo haríamos para que llegara a mi primer día de trabajo sin muchos contratiempos, ni físicos ni de tiempo. Como pude subí las escaleras con un sándwich a poner en Facebook (<b><span style="color: #990000;">por supuesto</span></b>) las fotos del bonito evento y el desafortunado otro evento.<br />
<br />
Así fue como acabó un gran fin de semana, con todas las pilas para empezar en un nuevo trabajo. Pero para variar, uno pone, Dios dispone...Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-24843954306835052212014-10-24T23:49:00.000-05:002015-06-30T21:33:34.417-05:00Guadalajara: días 0 y 0.5Por ahí me escribieron que se apostaba a ver cuánto tardaría en quejarme de mi nueva locación.<br />
<br />
Sin embargo, eso va a esperar. Esperemos que mucho tiempo.<br />
Tengo más miedo del que dejo ver, sospecho que todos lo saben. No por vivir solo (ocho meses del otro lado del mundo hablando tres idiomas es un buen entrenamiento, creo), sino porque ahora no estoy subvencionado. Vaya, acá SÍ me tengo que ganar la comida que me trago y los pasajes para ir a hacer que todo esto funcione. Sin contar que estoy viendo tecnologías que JAMÁS había visto y voy a entrar a un proyecto de desarrollo que las usa todas. También por ahí me dijeron que lo tomara como un reto y así lo estoy haciendo, solo que una semanita más no le hubiera hecho daño a nadie.<br />
<br />
Pero desvarío. Si ya hice hace muchos años<a href="http://por-eso.blogspot.mx/2007/03/guadalajara-guadalajaraaaa.html" target="_blank"> una crónica de una semana de locos en Guadalulú</a> aquí les va otra crónica, espero que de la primera de muchísimas semanas aquí.<br />
Hoy les presentamos: El preludio.<br />
<br />
Empecemos por el principio (<i>duh</i>): salí el jueves a las cinco de la tarde de la hermana república de Coapita la bella, (muy al) al sur de la ciudad. Pasé en diez minutos y dos vueltas por una medicina y me arranqué con rumbo a lo casi literalmente desconocido, acompañado de un Ades, mi botella de agua y mi Viewma...digo, el celular.<br />
<br />
El tráfico. <span style="color: #cc0000;">EL PUTO TRÁFICO</span>. Pasar Polanco no fue el problema, el desmadre era desde Cuatro caminos hasta... <i>wait for it</i>... la primera caseta, <b>y yo desde San Antonio me estaba haciendo pis</b>.<br />
No pasa nada, en la primera gasolinera que vea me orillo, de todas maneras el coche necesita gasolina. ¿Si?<br />
<br />
Donde me pude salir a una gasolinera era por donde estaba Divertido, el parque de diversiones de Echegaray.<span style="color: #cc0000;"> DOS HORAS DESPUÉS DE SAN ANTONIO</span>.<br />
<br />
No hay bronca, Paso 1: gas. Paso 2: baño. ¡<b><span style="color: #38761d;">WROOONG</span></b>!<br />
<br />
Estaban lavando el baño. Yo no se con qué cara me vio la chica que me puso gasolina, que me dijo "pero a menos de dos kilómetros hay otra gasolinera". Gracias, buenas noches, besitos, Chips en el Oxxo y <i>córrele</i>.<br />
<br />
Pudieron haber sido dos kilómetros pero caminando hubiera llegado más rápido.Entre cantar <i>juerte y projundo </i>y leer Twitter (así de pesado estaba el tráfico) nos dieron, como dice Sabina, las diez y las once. Las doce y la una y... bueno, como las 8:30 pm.<br />
<br />
Ni permiso pedí. Estacioné el coche y casi tacleo a dos monitos. Con la <i>pee bar</i> completamente vacía, hasta las lágrimas se me salieron. Yo creo que también era pis mágica, por que misteriosamente el tránsito empezó a ser un poco más fluido... como agüita corriendo...<br />
<br />
<b><span style="color: #cc0000;">Basta</span></b>. Me subí al coche y le seguí. En el camino me tocó ver cómo la llanta de un Volkswagen literalmente explotó en los carriles centrales. <i>Enllegandito </i>a Perinorte vi dos choques a metros de distancia, justo en la zona donde las dos carreteras se hacen una. ¡Albricias! ¡<b><span style="color: #cc0000;">Ya puedo ir a más de 60 kph</span></b>!<br />
<br />
...hasta como 10 km antes de la caseta, más o menos, donde ooootra vez estaban detenidos los coches por <b>oooootro </b>choque. Pasando la caseta <i>devisé </i>un Italian coffee y la <i>pee bar</i> estaba en rojo de nuevo.<br />
<br />
"Deme un café, EL QUE SEA", casi le grito al dependiente. Pero la serenidad se apoderó de mí y todavía pude escoger con (no mucha) calma mi <i>capuccino </i>sabor rompope. Me lo dieron y me lo dieron (el café y el <i>password </i>de internet, cochinos) y caminé con el mayor estilo que pude hacia el baño.Ya con la <i>pee bar</i> despejada de nuevo, me dije a mí mismo "Mí mismo: la pastilla. <i>Now or never</i>". Lo cual sería sencillo... si hubiera encontrado la bolsa donde tenía el frasquito, claro. Pero como este <i>road trip</i> venía escrito por un don al que le encantan los <i>thrillers</i>, obviamente <span style="color: #38761d;">la chingada bolsa estaba hasta el fondo</span>.<br />
<br />
Por lo que Toño, cansado, acalorado, con hambre y sueño decide que perder lo poquito que tenía aún de <i>glamour </i>no era tan grave: aquí nadie lo conoce. De modo que se decide a sacar (con cuidado, eso sí) todas las bolsas necesarias para encontrar el bendito frasco. Salió a la tercera, afortunadamente.<br />
<br />
<i>Jaueber</i>, hay que meter las bolsas de nuevo. Apliqué lo que los jóvenes modernos le dicen <span style="color: #cc0000;">YOLO </span>(y en mis tiempos era "<span style="color: #674ea7;">chinguesumadre</span>") y básicamente las aventé pa dentro.<br />
<br />
Pastilla, café, gestos y listo. Mad max <i>who</i>?<br />
<br />
En serio niños y niñas, no le den el avión a los letreros de "no maneje cansado" y <b>MENOS </b>en carretera en remodelación a las 10 de la noche. No es exactamente que haya estado a punto de embarrarme, pero con conitos naranjas que cierran la carretera de tres carriles a <b><span style="color: #cc0000;">UNO </span></b>puestos a menos de 50 metros corría uno el riesgo de que le hicieran película y se llamara "<span style="color: #b45f06;">KM 52+200</span>".<br />
<br />
Está bien padre que estén arreglando la carretera, lo aplaudo de verdad, pero no se vale <b>cerrar tramos de diez metros cada 30 kilómetros</b>.<br />
<br />
Al menos la mitad del trayecto entre Tepotzotlán y el otrora <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Quer%C3%A9taro#Etimolog.C3.ADa" target="_blank">Querétaro de Arteaga</a> está sitiada por hombrecillos con chaleco naranja. Por supuesto, lo que en el libro de texto dice se que hace en tres horas y media (DF - Querétaro) yo hice en la fantástica cantidad de<b><span style="color: #cc0000;"> SIETE HORAS</span></b>.<br />
<br />
Cuando llegué a casa de Javier (<i>ca</i>. la media noche) refunfuñando y de gesto amenazante solo pudo decirme "<i>pues sí, ya lo sabía</i>". Algo tiene Javi que siempre me pone de buenas y en menos de 15 minutos ya estaba yo riéndome en camino a comprar la cena.<br />
<br />
Fui, vi y me vin... digo, regresamos a la casa. Estábanse dos 研修員es cenando cuando llega la mamá (de Javier) a contarle al<i> Diseñador emérito de KIT </i>su día en el Yak.<br />
<br />
Yo las di (las gracias) y me excusé. Dos nativos (de Santiago de Querétaro) hicieron lo mismo y me señalaron el cuarto de visitas (<i>nice</i>!) que acabó siendo el cuarto de la hermana (de Javier) ya que ella estudia justo en la parte de la ciudad de donde vengo.<br />
<br />
Las reglas de la decencia dicen que si duermes sin pantalones al menos hay que cerrarle a la puerta. ¡<span style="color: #38761d;"><b>Fatal error</b></span>! A las tres de la madrugada tuve que bajar por un vaso de agua pues moría de calor (seguro en ese momento hacía más calor que en todo mayo en el D.F.). Como sea, nos dieron las siete y media. En lo que Javier intentaba quitar el pecado de su cuerpo me encargó hacer el café... <span style="color: #cc0000;">con su prensa japonesa a la que nunca le entendí estando allá</span>. Pero ahora era arriesgarme o no comer nada hasta llegar acá.<br />
<br />
Acabó, se vistió y bajó a supervisar que la cocina no hubiera explotado. Todo en orden, de modo que viene la parte bonita de la historia del día 0.5: <i>le desayuné</i>.<br />
<br />
8:45 salimos como los pollitos del huacal. El a su trabajo y yo a mi versión del video de <a href="https://www.youtube.com/watch?v=mzJj5-lubeM" target="_blank">Scar tissue</a>.<br />
Hizo frío media hora y el resto del tiempo la bufanda en crochet que traía para la ocasión se acabó convirtiendo en una especie de manga de taxista. Pero el espíritu no decayó, con todo y más cierres en la carretera.<br />
<br />
¿Han oído de la famosa "velocidad pendeja"? ¿<span style="color: #cc0000;">Esa donde el de enfrente no se quita pero nada más lo intentas rebasar le acelera</span>? Ándenle. Protagonistas: una troca de caja (el villano), una SUV y un Stratus (los sufridos <i>protas</i>). El villano venía a no más de 60 en el carril de alta de una autopista pero se encabronaba cuando uno intentaba rebasar y le metía tantita pata. Una vez estuvo a punto de hacer que la SUV se embarrara con un camión foráneo, que se cansó de defensear. Yo apliqué el <i>cosmo chilango</i> y los rebasé por la derecha sobre el acotamiento. <b>There</b>. El iba de verdad tan lento que ya no lo volví a ver.<br />
<br />
Siguiente episodio en esta blogonovela: la incorporación de dos carreteras tratando de cruzar León, donde de un total de 6 carriles se hacen DOS. Algo así como lo de Perinorte que les describí arriba pero en esta incorporación ningún automóvil fue lastimado. Solo gente que se hace pelotas con más de 10 coches.<br />
<br />
Inhala rosa, exhala negro. <i>Back on track</i>. Todo iba estupendo (Toño a 140 cantando "Voulez vous" en una carretera recta con una vista increíble) cuando el último episodio maldito de la carretera hace su entrada; nomás sentí un "puf" en el parabrisas y de repente vi un puntote naranja temblando peor que alumno burro en entrega de calificaciones: me había echado una monarca perdida.<br />
<br />
Todavía pensando que estaba viva pero atrapada en la pluma me orillé a mi orilla y bajé lo más que pude la velocidad (<i>temí que la troca me alcanzara</i>) sólo para ver las patitas tiesas. Casi lloro, pero me di un zape mental pensando que llorar por ella 1) no la iba a revivir y 2) era más probable que no viera a los trabajadores o los conos e hiciera chuza. Entonces salieron tres de cocodrilo y me volví a pasar a la extrema izquierda. En algún momento el cuerpecito moreliano salió disparado.<br />
<br />
<b>¡Bien!</b> "Guadalajara" mostrábase en el letrero de la extrema derecha, lo que dice que está más cerca que Puerto Vallarta, en la extrema derecha. Dicen las instrucciones "en cuanto la carretera se convierta en calle, te sales a la derecha hacia Periférico". En efecto, a los 15 minutos había una salida como para coches Smart que decía "salida a Periférico" pero ese pedazo todavía era autopista.<br />
<br />
Pensé que como en todos lados eso nomás me iba a hacer dar una súper vuelta y lo ignoré, siguiéndome derecho. Me di cuenta de mi error cuando el cuarto letrero decía "Guadalajara centro". En cuanto pude me di vuelta a la derecha esperando poder enderezar el camino y los dioses quisieron que me tocara un alto. ¡<i>San Steve Jobs, sálvame</i>!, murmuré, y abrí Google maps.<br />
<br />
La buena: <span style="color: #e69138;">sí hay manera de llegar al perihistérico tapatío desde aquí</span>.<br />
La mala: <span style="color: #38761d;">son como 6 kilómetros en ciudad con semáforos y algo como 32°.</span><br />
<br />
Ni Pepsi, dijo la Coca. Síguete. Claro, en esa hora de perdición Google maps fue mi <i>bro</i>, mi compa, mi valedor. <b><span style="color: #cc0000;">UNA BENDITA HORA POR CINCO KILÓMETROS QUE ME PASÉ</span></b>, en los cuales, por qué no, me perdí otras dos veces (una por desesperado) mientras veía con mucha suspicacia a los <i>fellow </i>conductores más tapatíos que las jericallas.<br />
<br />
Para no hacerles el cuento (más) largo, llegué aquí, desde donde escribo, a las cuatro de la tarde con... ya se la saben: calor, cansancio, hambre. Ya llegué ¡<i>whooo</i>!<br />
<br />
...<span style="color: #674ea7;">nel</span>. Baja todo tu desmadre del coche, sube un piso y aviéntalo en lo que comes un <i>sandwich</i> para ir acomodando todo en ganchos y cajones.<br />
<br />
Así fue como un viernes 17 de octubre, a las 9 de la noche, este cuarto (<i>que ahora es mío</i>) quedó más o menos decente y este joven apuesto, galante y soberanamente guarro se acostó a dormir por ahí de las once en su... nueva casa, pensando que todo lo que ahora ve raro después podría llamarlo "su casa".<br />
<br />
<span style="color: #38761d;">次回予告 - El fin de semana: del cielo <i>geek </i>al "¡córtenme la pierna!"</span><br />
<br />
<span style="color: #674ea7;">¡Solo en esta gustada sección "<b>Los ingequeers también lloran</b>"!</span><br />
<span style="color: #cc0000;"><br /></span>
<span style="color: #cc0000;"><br /></span>
<span style="color: #cc0000;">---</span><br />
<span style="color: #cc0000; font-size: x-small;">Oyendo: <b>SBTRKT - Higher</b></span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-34691533.post-53968375324048115352014-07-04T20:53:00.002-05:002014-07-04T20:57:18.008-05:00Mientras tu me fuiste demostrando que el amor es bailarAunque nosotros nos olvidamos sistemáticamente de la vida, la vida jamás nos deja solos. Siempre que algo nos hace mal nos lo quita... y cuando algo nos hace bien y lo olvidamos, nos lo azota en la cara.<br />
<br />
Por varias razones, decidí que por un rato no iba a bailar. Fue una decisión difícil, pero estoy seguro que es por algo mejor. Pero la <b>Gran Sucesión de Causas y Consecuencias</b> me dijo "<i>ni madres</i>" y no de la manera tranquila.<br />
<br />
Fui por los botines un jueves lluvioso hasta el otro lado de la ciudad. Pista número uno: el martes siguiente cerraba la escuela hasta el nuevo ciclo. Pensé que era sólo suerte y se me olvidó que no existen coincidencias, solo lo inevitable.<br />
<br />
A la semana siguiente (o sea, esta) me marca una amiga maestra a la que desde hace más de cinco años le ayudo con su función de fin de curso a bailar un solista con ella mientras los demás se cambian. Pero por razones japoneses el año pasado no se pudo, y pensé que se/me le había olvidado. Que si le ayudo este año. Sentí bonito y a la vez con nervios, tengo un compromiso importante la próxima semana. "<span style="color: #38761d;">ah no, de este lunes que viene en ocho</span>". <span style="color: #990000;"><i><b>SAFE</b></i></span>: yo me desocupo el domingo (pista dos). Llegaré a la función en calidad de muerto pero llegaré. "<span style="color: #38761d;">¿Puedes venir mañana a ver unas cosas que les hacen falta a mis niños?</span>" Sí claro, nomás me llevo (<span style="color: #990000;">¡sorpresa!</span>) los botines.<br />
<br />
Hasta aquí, iba en calidad de <i>adviser</i>. Pero como para el INAPAM: tenía año y medio que ni abría la bolsa de las benditas botas; cosa que llegué a hacer en la noche y en la mejor interpretación de Mafalda contra su peine les dije "<b>¿listos?</b>".<br />
<br />
Para no hacerles el cuento triste, este miércoles desperté a las 4:50 am. Crucé la ciudad, me eché una bronca, y llegué a trabajar antes de las nueve. Para las cuatro de la tarde, cansado, desvelado, mal comido y lloviendo, lo que quería era que me llevaran cargando a mi casa. Pero "<i>deudas de juego son deudas de honor</i>", dijera mi madre. Y ahí va Toño, en metro y taxi, para llegar lo antes (y menos mojado) posible.<br />
<br />
Objetivo <span style="color: #990000;">casi</span> completado. Pero con todo y que me hacia pipí, me dio mucho gusto ver a más de cinco parejas de adolescentes, unos estirando, otras poniéndose la falda, todos haciendo escándalo como olla de grillos. Algunas me reconocieron y me sentí viejo: yo las vi en primero de secundaria o incluso en primaria.<br />
<br />
Empezamos el ensayo. Brazo aquí, falda acá, espalda derecha, no muevas el paliacate, a ver aviéntate de nuevo para que les digas como, ahora voy yo para que vean qué más se hace, no se salgan de tiempo, <span style="color: #990000;">acérquense carajo que no muerden</span>. Y cayó la bomba.<br />
<br />
"<span style="color: #38761d;">Me falta un niño. ¿puedes bailar con ella?</span>" Ah sí, ¿pero el chico ya se lo sabe? "<span style="color: #38761d;">No hijo, <b>bailar en la función</b></span>".<br />
<br />
Sentí algo raro en el estómago. Casi como cuando me dijeron que me iba de beca. No sabía si reír, llorar, preocuparme por mis rodillas post-hospitalizaciones o salir corriendo a la lluvia a gritar como poseso. Sólo alcancé a decir "Sí, claro" y hasta el hambre y la pipí se me olvidaron.<br />
<br />
Estoy casi seguro que empecé a zapatear más fuerte. No me dolían las rodillas y oía la música con toda claridad. Inspiración o éxtasis, ustedes decidan. Cuando los chicos, que llevaban de perdida dos o tres meses de ensayo echaban el bofe yo todavía bailé con la maestra otros tres o cuatro sones. Como en mis dieciocho, cuando un buen día decidí bajarme del pesero a preguntar en mi primer taller de folklor.<br />
<br />
Entre el miércoles y ayer, con dolor hasta en el cabello, reuní todo lo necesario para la función de los lugares donde lo tenía regado. Y con todo y que me aventaré una semana de traducción japonés-ñero (que me encanta) y un lunes de aburrido trabajo (que no me emociona), ese lunes nomás de oír "<i>tercera llamada, comenzamos</i>" estoy completamente seguro que me terminaré de acordar por qué tengo doce años interrumpidos de bailar... <b>con miras a tener al menos otros veinte más</b>.<br />
<br />
Lo dicen bien el refrán: "cuando te toca, aunque te quites".<br />
<br />
<span style="color: #990000;">---</span><br />
<span style="color: #990000; font-size: x-small;"><b>Oyendo:</b> el béis.</span>Toñiuxhttp://www.blogger.com/profile/15427921177573536094noreply@blogger.com0